Jaime Sordo |
Abdicación
Traducción de Paco Moral
Tómame,
oh noche eterna, entre tus brazos
Y llámame hijo tuyo...
soy un rey
Que voluntariamente
abandoné
Mi realeza de sueños
y cansancios.
Mi espada, pesada a
brazos lasos,
A mano fuerte y calma
yo entregué;
Y mi cetro y corona
los dejé
Rotos en la
antecámara, en pedazos.
Y mi cota de malla,
tan inútil,
Mis espuelas de un
tañir tan fútil,
Las dejé por la fría
escalinata.
Despojé la realeza,
cuerpo y alma,
Y regresé a la noche
antigua y calma
Como el paisaje al
morir del día.
De
su
Cancionero
Abdicação
Toma-me, ó noite eterna, nos teus braços
E
chama-me teu filho... eu sou um rei
Que
voluntariamente abandonei
O
meu trono de sonhos e cansaços.
Minha
espada, pesada a braços lassos,
Em
mão viris e calmas entreguei;
E
meu cetro e coroa - eu os deixei
Na
antecâmara, feitos em pedaços
Minha
cota de malha, tão inútil,
Minhas
esporas de um tinir tão fútil,
Deixei-as
pela fria escadaria.
Despi
a realeza, corpo e alma,
E
regressei à noite antiga e calma
Como
a paisagem ao morrer do dia.
Grandes Obras de
El Toro de Barro
abierta, la luz, la calefacción
encendidas. Hay un poco de vino
en la alacena, el café está reciente
por si me demoro y te vence el sueño.
Acaso estés aquí cuando regrese,
arropada en el sofá con mi manta
de viaje, reconfortada, quizá
complacida del mundo en su belleza,
sabiendo que hay una técnica pura
en esta maravilla de estar vivo.
Y si no estás, bendito sea el tiempo
en que estuviste. Sólo he de abrir
los postigos para que fluya el agua
llovida en la memoria. La luz, pronto,
dejará en las paredes una sombra
que llamará en sus labios con tu nombre,
contenta de estar en casa de nuevo.
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