El Toro de Barro

El Toro de Barro

lunes, 30 de diciembre de 2013

"Discúlpame", de Cristina Peri Rossi

Cristina Peri Rossi

Discúlpame



No quisiera que lloviera
te lo juro
que lloviera en esta ciudad
sin ti
y escuchar los ruidos del agua
al bajar
y pensar que allí donde estás viviendo
sin mí
llueve sobre la misma ciudad.
Quizá tengas el cabello mojado
el teléfono a mano
que no usas
para llamarme
para decirme
esta noche te amo
me inundan los recuerdos de ti
discúlpame,
la literatura me mató
pero te le parecías tanto.



 Grandes Obras de
El Toro de Barro
Ángel Guinda, "Ataire", Col. Azul, Ed. El Toro de Barro, Carboneras del Guadazaón 1975
1975
Agotado
 
























«Huella sobre una roca», de Coral Bracho

Diosa cretense



Coral Bracho
(1951) 

Huella sobre una roca



Q
uedan las huellas
sobre la roca:
Queda la danza líquida del principio
y su efusión embrionaria. Su embalse, su ámbito
seminal. Es impulso, es aliento entre cristales.
Velos, sedas del agua. Es deleite y es germen; afloración
de movimiento; es efluvio ancestral.

Quedan, también, las huellas de la historia:
Su sedentaria simetría,
sus sendas fijas, sus telares; su impronta lábil,
epitelial.



Otros poemas de Coral Bracho

 
 


Grandes Obras de 
El Toro de Barro 
Carlos Morales, "Salmo”, Col. «Cuadernos del Mediterráneo», Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca, 2005.
Carlos Morales, "Salmo
Col. «Cuadernos del Mediterráneo»
Ed. El Toro de Barro,
Tarancón de Cuenca, 2005.
 



















«Aeropuerto», de Víctor Botas

Petr Mašek


Víctor Botas
(España, 1945-1994)
Aeropuerto



Como el árabe aquel
que el otro día estaba,
anacrónico y alto, haciendo cola
para tomar el vuelo
de Londres, y olvidaba
(es posible) las viejas caravanas
y la antigua
libertad del desierto que, no obstante,
su ropa a mí me trajo
a la memoria,
así nosotros
de una manera u otra
nos iremos marchando por la puerta grande
(o quizá pequeñita)
de la muerte.
(Ya sé,
ya sé que me repito; no lo hago
más que para ir acostumbrándome).



De su
Poesía completa
Ed. José Luis García Martín.
Ed, La Isla de Siltolá
2012




Otros poemas de Victor Botas

«La luna»

«Las cosas que no importan»

«Las cosas que me acechan».

«Aeropuerto»

«Las rosas de Babilonia»

«Florencia», de Victor Botas




Grandes Obras de 
El Toro de Barro  
Salomón, "El Cantar de los Cantares”, Versión de Carlos Morales

Salomón, "El Cantar de los Cantares”
Versión de Carlos Morales
Col. «Cuadernos del Mediterráneo»
Ed. El Toro de Barro,
Tarancón de Cuenca, 2003.






















miércoles, 25 de diciembre de 2013

«A la memoria de Dylan Thomas», de Ramón Andrés

Ramón Andrés  (España, 1955)  "A la memoria de  Dylan Thomas", en  Canción de un hombre feliz  Cuadernos del Mediterráneo  Ed. El Toro de Barro,  Tarancón de Cuenca, 2005. L. Ref.  María Antonia Ricas, Fantasmas y cálamos  Col. «Mayor de poesía»  Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed.  Tarancón de Cuenca, 2005  edicioneseltorodebarro@yahoo.es  PVP 8 euros.
Ramón Andrés


(España, 1955)
A la memoria de
Dylan Thomas



Hizo falta un arroyo y un ave reflejada,
la arena y el más largo capítulo del Éxodo,
milnavegados mares, las ramas del manzano
arrojadas al río, coronándose en rumbo.
Y el vientre de la madre con una especie extinta.
Y el sol debió ganar la espalda a la tormenta,
partirse en dos la fe, calzar el verde esparto.
Y hubo que hablar al padre de elegías sin tumba,
y aprender el oficio del que alentó los fuegos,
ver al delfín buscar las sombras de los buques,
latir su corazón de proa ennegrecida.
Hizo falta la ortiga, los huesos de un caballo,
el tuétano que guarda la gloria del galope,
cavar, romper el himno, ser múltiplo del cielo,
retornar a tu octubre, al médano y al mimbre,
subirse a las colinas, a dormir en graneros
donde los gallos parten el oro de un maíz
que salta como el dado con que apostar la vida.
Y el verso alejandrino, la copia de los árboles
combados en los ojos del triste y del jilguero,
la campana que ahonda la habitación vecina
hasta llegar al salmo del que dudó los valles.
Todo fue necesario, el grito de los gamos,
el átomo, el silencio sin luz de los amantes,
para que al fin la muerte perdiera sus dominios.




Canción de un hombre feliz
Cuadernos del Mediterráneo
Ed. El Toro de Barro,
Tarancón de Cuenca, 2005

 Grandes Obras de 
El Toro de Barro
María Antonia Ricas, Fantasmas y cálamos  Col. «Mayor de poesía»  Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed.  Tarancón de Cuenca, 2005  edicioneseltorodebarro@yahoo.es  PVP 8 euros.

María Antonia Ricas, Fantasmas y cálamos 
Col. «Mayor de poesía»
Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed.
Tarancón de Cuenca, 2005
PVP 8 euros.
 Clara Janés, "Huellas sobre una corteza". Col Cuadernos del Mediterráneo. Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2004.













 















 



martes, 24 de diciembre de 2013

"El paseo", de Jordi Doce



El paseo




Arrecia en mí la vida con las primeras sombras.
Al final de la tarde, cerrados ya los libros,
cuando la luz decae anaranjada
en muros y parterres,
cuando la oscuridad de la pizarra
finge la transparencia de un espejo
que baña por igual a cuervos y gaviotas,
algo insiste en mi ánimo,
algo que azuza y dicta en mi silencio
con urgencia inequívoca.
Semejante al deseo, a su terca ceguera,
esa voz me conmina al desconcierto.
Es hora de salir,
dejando a un lado las palabras,
salvando los peldaños que conducen al mundo.
La frescura del aire de septiembre
da en mi rostro y aviva
la quietud suburbana
que he aprendido a llamar mi casa:
setos que encierran mínimos jardines,
visillos cuya tenuidad suaviza
esta fuga infinita de fachadas.
Su nada no es hostil:
más bien, mitiga el laberinto
con que la soledad nos planta cara.
La calle es una ayuda,
la escena pertinaz de mi impaciencia.
Sus porches y ventanas
donde nadie se asoma,
donde la luz indaga, oblicua,
ciñendo el revolar de los gorriones,
sirven de guía al círculo vicioso
del pensamiento. Sigo su trayecto:
el destino soy yo, la imposibilidad
de hurtarme a la conciencia que me piensa.
Camino,
me observo caminar
por esta red de calles en penumbra,
y vuelvo a ser el fruto
de una disociación: el gozo de vivir,
la seca lucidez que me consume.
Arriba, sobre el negro radiante de las tejas,
el cielo es un añil ultramarino.
Lo descubren mis ojos por azar,
llamados por el grito de los patos.
Inquietos, se diría que escapan de la noche.
O que corren con prisa su telón.
Su rectitud me asombra,
el fiel automatismo del instinto
apuntalando las generaciones:
son, están en su mundo,
nada puede apartarlos del centro en que respiran.
Por contraste, su sinrazón nos niega,
desmiente cuanto somos y aprendemos a ser.
La flor, el animal, son símbolos, no metas:
si crecen sin error, no es por libre albedrío.
Vira la luz a púrpura, de pronto.
Abstraído testigo de mis rondas,
me sorprendo en la orilla del pantano,
junto al puente de hierro y los laureles.
En la plata rugosa de sus aguas
mi rostro no es mi rostro
sino el de alguien, mudo,
que al mirarse me piensa.
Estoy entre dos centros, soy el tránsito
entre el gesto que es y el gesto que percibo.
En ese hueco están mis muchos tiempos,
las posibilidades de una vida,
incluso si vivir es la amargura
que anticipa su término.
Llegado a la raíz del laberinto
–yo mismo–,
no dudo en elegir la voz de los sentidos,
el temblor insidioso que recorre mi sangre.
En la otra orilla, un bastidor de chopos
hurta la luz final del día, y en las aguas
el viento eriza espumas fantasmales,
volutas del otoño que no llega.
Las sombras se apelmazan.
Arrecia en mí la vida y me confirma.

 De su libro
Lección de permanencia
2000

 
Otros poemas de Jordi Doce
Elegía (2008); El paseo (2000); Credo (1997):
Silvia Plath (1994); El Paramo (1990);

 Grandes Obras de 
El Toro de Barro
 PVP 8 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es

llegar limpia de nombres
a tu nombre
sin gestos del pasado
ni voces que reclamen
como recién nacida
que viera por vez primera
a alguien
que no fuera su madre
sin ecos reconocibles
y poder nombrar nuestra mirada
con palabras nuevas
que contengan
la profundidad

del primer día sobre la tierra
Otros poemas de 
Neus Aguado




"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci