El Toro de Barro

El Toro de Barro

martes, 18 de junio de 2013

"El país de la lluvia", de Mariel Manrique

Desiree Dolron



El país de la lluvia

I.

 
Anochezco.
Corro a través de un bosque
de abedules dentados.
Los lobos fatigan mis talones.
No quiero decir que tuve
una hija,
conjugándola en tiempo pasado.
Los lobos se la llevan.
Y los dientes celosos
de los árboles.
El viento insiste en empujar
las cosas.
Si tu boca pudiera
detener el agua.
Si pudieran sujetarme
tus ojos.
Si las palabras
pudieran tocarse,
aunque dolieran.
Corro y no encuentro
un pliegue donde recostar
mi espalda.  




II.


Golpée a su puerta
con tus dientes de leche
en la cajita,
dormidos
sobre una cama suave
de algodón.
Le dije: “Haremos la muñeca”.
Saqué de mi bolsillo
los dos brillantes rescatados
para tus pupilas.
Las delicadas bolas
que duplicarían
tus ojos.
Le entregué
tu vestido blanco,
con etéreos volados de gasa
y cuello almidonado.
Tus zapatos con cordones
de seda.
Me senté
frente a la mesa del taller.
Murmuré:
“Tienes que venir a verla”.
Llovía como llueve
una última vez.
Me acompañó a casa,
guareciéndose bajo el ala
de los portales.
Yo no llevaba ni siquiera
mi sombrero.
El artesano se inclinó,
dibujando en su memoria
tu rostro ausente.
Observó
los reflejos apagados del sol
en tu cabello. 
Midió cuidadosamente
tu estatura.
“Será de porcelana japonesa”,
declaró, alcanzándome un papel
arrugado.
En el papel,
un dios incomprensible
había anotado
las medidas y el precio
de mi desventura.


 De su libro
Descartes en Holanda
Argentina, 2010.



 Grandes Obras de 
El Toro de Barro
Shamer Khair, en Carlos Morales COEXISTENCIA, Antología de la poesía israelí -árabe y hebrea- contemporánea.
2ª Edición.
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es

En todo lugar
hay un precipicio para los valientes
y una sombra para los exhaustos
y un manantial volcando su frialdad.
En todo amanecer
hay rocío para los temblorosos
y luz para los amantes
y frías piedras y salvajes pastos.
En todo anochecer
hay sosiego para los tempestuosos
y liviandad para los solitarios
y una roca para los que yacen al final del camino.

Otros poemas de





"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci


 

 











 

miércoles, 12 de junio de 2013

"Memoria de la noche", de Juan Carlos Mestre




© Moritz Aust
  MemoRia de la noche



… La imaginación es una vivienda
donde los herejes hacen ruido con el Apocalipsis,
la imaginación es insalubre
para las lápidas y el asiento de los agónicos,
la imaginación hizo resucitar a Jesús
al tercer día…”


      Esta noche y no en otra noche más cercana o desnuda
voy a empezar a vivir
es que ha pasado un hombre alto como un eucalipto
y no soy yo
cuando pregunta por el dueño de las carnicerías
y entonces entra y clausura todas las sangres
y los clamores del mundo mugen tan gozosos
ya de la vida toda y de la muerte ninguna.
Esta noche y no en otra noche más doliente o profunda
voy a empezar a nacer
es que ha pasado un niño con más fusiles que risas
y no soy yo
cuando pregunta por el dueño del hambre
y la esperanza general de la tierra se conmueve
ya de venganza o de ira.
Esta noche y no en otra noche más triste y obscura
voy a empezar a creer
es que ha pasado una mujer parecida a mi madre
y yo también soy
cuando pregunta por mí y yo me reconozco
ya de dolor o vergüenza.
Esta noche y no en otra noche más cruel o suicida
voy a empezar a morir
es que me ha saludado el que me odia
y no soy yo
cuando pregunta mi oficio terrible de dulzura
y ya una bala me sueña.
Esta noche y no en otra noche más deseada y querida
voy a empezar a cantar
es que el silencio recorre mis cosas
y no soy yo
cuando se callan en el miedo las estrellas
ya sentencia o castigo.
Esta noche y no en otra noche más ciega y oculta
voy a aparecer de repente
es que a tantos han ido reduciendo a la sombra
que ni soy yo
cuando estábamos todos y ahora no existe
ya desolación y miseria.
Esta noche y no en otra noche más bella y sentida
voy a preguntar por el pan
es que ha pasado la muerte toda encendida de trigo
y no soy yo
cuando responde la lluvia cayendo en la nada
ya paciencia o trabajo.
Esta noche y no en otra noche más incierta o mentira
voy a confesarme del miedo
es que han encendido una hoguera
y soy también en la llama
cuando arde el deseo prohibido
ya diferencia o pecado.
Esta noche y no en otra noche más confiada y amiga
voy a rendirme con pena
es que una caricia me acusa
y no soy yo
cuando apuntan mi nombre en el aire
ya condenado o alegre.
Esta noche y no en otra noche más fría o ajena
voy a marcharme hacia siempre
es que nunca la muerte termina
y no soy yo
cuando maltratan el beso con ira
ya religión o fracaso.
Esta noche y no en otra noche más noche y eterna
voy a pensar que respiro
es que una palabra se ahoga en un libro
y no soy yo
cuando aplauden lo horrible del mundo
ya consagración o veneno.
Esta noche y no en otra noche más desolada y perdida
voy a escribir al tirano
es que pasa mi abuela con flores, con vida
y no soy yo
cuando llora vacía ante el cielo
ya letanía o milagro.
Esta noche y no en otra noche más escondida y lejana
voy a quedarme contigo
es que ocurre un monstruo en las selvas del alma
y no soy yo
cuando claman heridas y heridas
ya gobiernos o leyes.
Esta noche y todas las noches del día
voy a decirte mi amiga culpable
es que está pasando la vida
y yo no soy
cuando un hombre se sienta y nos habla
ya destrucción o poesía.


 
De su libro
La casa roja



 
 Grandes Obras de 
El Toro de Barro
Shamer Khair, en Carlos Morales COEXISTENCIA, Antología de la poesía israelí -árabe y hebrea- contemporánea.
2ª Edición.
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es



En todo lugar
hay un precipicio para los valientes
y una sombra para los exhaustos
y un manantial volcando su frialdad.
En todo amanecer
hay rocío para los temblorosos
y luz para los amantes
y frías piedras y salvajes pastos.
En todo anochecer
hay sosiego para los tempestuosos
y liviandad para los solitarios
y una roca para los que yacen al final del camino.

Otros poemas de












"Juventud", de Manuel Mantero




Manuel Mantero
Juventud



Sé que la juventud
es igual en cualquier parte: joven. Y sé
que su vino es efímero.
Que la vida parece mejor de lo que es.

Pero tanto que sé, yo lo daría
por beber en su vaso otra vez.
Una vez.



De su libro
Primavera del Ser,
Igitur, 2003



 Grandes Obras de 
El Toro de Barro
 PVP 8 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es

llegar limpia de nombres
a tu nombre
sin gestos del pasado
ni voces que reclamen
como recién nacida
que viera por vez primera
a alguien
que no fuera su madre
sin ecos reconocibles
y poder nombrar nuestra mirada
con palabras nuevas
que contengan
la profundidad

del primer día sobre la tierra
Otros poemas de 
Neus Aguado



"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci