Breve reflexión
A veces sucede que se termina el año,
que hemos
bebido mucho, queremos sexo
o charlar
o que no se termine la noche
tan como
la habíamos previsto,
porque
van a venir las voces
a ocupar
el lugar del sueño, o los ángeles
no
permitirán que suceda nada malo
y un
vacío simple nos ocupa la ternura
que
habría que llenar urgentemente
con un
cuerpo que nos cubra, un sudor a satisfecho.
Pero la
decencia enseña
que hay
que poner en juego la entereza,
la
prestancia, el sentido del ridículo,
el
orgullo, esa autosuficiencia
que nos
lleva a la cama solos,
muy despiertos
y pensando
lo
jodidamente dignos que hemos sido.
De
su plaquette
Col. Cuadernos de Mediterráneo
El Toro de Barro, 2005.
________________________
© Del
poema, Jordi Virallonga.
© De Poemas de amor descortés, El Toro de Barro.
En caso de
reproducción, rogamos se cite su autoría.
19 comentarios:
Me recuerda un poquito a la parte central de ese libro que tú sabes.
No lo he terminado todavía, pero hasta donde he llegado sí te puedo decir que el libro alumbra...Me alegra haber conocido a su autor, aunque todavía no lo haya hecho personalmente.
¿Es que existe el amor descortés? Perdona mi ignorancia. Es un hermoso poema desde lo profundo de la existencia.
Sí, claro, Myriam, existe el amor cortés y el descortés
"...lo jodidamente dignos que hemos sido" jajaja! muy bueno....
Agreguemos a la frase final "esa autosuficiencia
que nos lleva a la cama solos" y el sabor que nos deja se nos hace toda una jodida y cáustica dignidad....
Deberías contar por qué no pudiste editar esa antología. Yo algo sé, pero no es algo que yo deba contar...
Y qué hará falta además de tu pasión para que se edite?
No es fácil responder a tu pregunta. ¿Que haría falta? Pues que algunos poetas que escriben en catalán no se sienten nada cómodos compareciendo en representación de la literatura catalana contemporánea con otros que, siendo nacidos igualmente en Catalanya, escriben su obra en castellano. Por desgracia, Mery, no todos aceptan que escribir en castellano de derecho a un gran poeta nacido, por ejmplo, en Barcelona, a representar a la poesía catalana en su conjunto, porque se interpreta que sólo es literatura catalana lo que se escribe en lengua catalana. Lo mismo que hicieron hace ya mucho tiempo los grandes gurús de las letras españolas lo están haciendo ahora los de las latas catalanes: en ambos casos, es un proyecto basado en la mutua ablación, que en modo alguna acepta la naturaleza pluringüe de nuestra historia comun. De hecho, fue este problema, y no otro, lo que dío al traste con esa antología bilingue de la poesía catalana. Quise levantar un puente que sobrepasara la sima que separa a dos formas distintas de sentir la catalanidad. No me dí cuenta, lo digo con sinceridad, de que había quien quería -y que quiere- que siga vigente la sima que separa a las élites culturales de un mismo pueblo que, si vieran reflejado en sí mismas el sentido común de ese mismo pueblo, no verían dificultad alguna en entenderse. Pero en fín; hablar por hablar. Sólo espero que decir esto no sea causa de crucifixión de quien lo dice aunque, si así ha de ser, pues nada, que vayan buscado los maderos...No sería la primera vez, ni sería yo quien más sufriese...
Tienen razón tus palabras.
La única opción es la edición bilingüe, como las que hace Visor con Margarit, p. e. con traducción propia.
Disculpas por la intromisión.
Saludos
Como editor, dediqué un monográfico (en catalán) a la literatura escrita en castellano por autores nacidos en Cataluña. Me costó que uno de mis mejores colaboradores abandonase de la redacción, en desacuerdo con mi propuesta... (Fue en 1996, ha llovido un poco).
Soluciones hay muchas, Ángela. pero todas ellas suponen una auténtica "marcha forzada". Las cosas han ido, me parece a mi, demasiado lejos. Todos los poetas que, escribiendo en lengua catalana, se sumaron a EL PUENTE Y LA SIMA eran conscientes de que su decisión de hacerlo podría traerles problemas, pero yo creo que nunca se imaginaron que lo que en un prinicpio no era otra cosa que formar parte de uno o más de los muchos proyectos discutibles se iba a convertir en un problema grave de índole personal. Lo que dice Felix es una gran verdad, pero es una gran verdad que afecta no sólo a las dificultades de compartir un proyecto "profesionall" cuando se cruzan líneas rojas como ésta de la lengua, sino que también afecta a la posibilidad de convivir en un marco civilizado de amistad. Alguna poeta de mi devoción, por ejemplo, a la que le edité algunas cosas porque su obra me parece fascinante, tuvo que retirarse por el cerco al que estaba siendo sometida por sus "amigos" catalanes "auténticos". Esto, para mí es mucho más grave que la actitud de quienes ni siquiera contestaron a mis cartas por escrito solicitándoles su participación, o la de quienes preferían ser traducidos al castellano de México que al castellano de España, porque aquí hay gente "pa to", pero eso de agobiar a alguien por haber tomado una decisión que no cuadra con la mía me parece una actitud que deja mucho que desear. Si estuviera aquí nuestro común amigo Marco Antonio Gonzales , que recela por principio de todo aquello que, rodeando circunstancialmente a la literatura, no es la litetura en sí misma, se echaría las manos a la cabeza, porque de estas circunstancias depende, en no pocos casos, que un poeta extraordinario se conozca a se quede finalmente dentro de la caja....
El poema es buenísimo. Y respecto a lo otro de lo que se habla aquí, aquí te dejo mi opinión y va en ella algo la de mis antepasados del Pirineo que no sabían hablar más que catalán, era lo natural en ese mundo.Hoy un catalán tiene su lengua madre asegurada y puede y sabe expresarse en más de una lengua es casi seguro, debe al menos expresarse en ella si lo desea, es mejor saber más que menos ( lo hace mi hijo que vive en Barcelona) .Luego está la libertad de un poeta o escritor de escribir en el lenguaje que se le de la gana, si lo hace con talento mejor. Tengo gente muy querida que no opina lo mismo y tienen todo su derecho.Es como si todos tenemos que dar cuenta culposa de no saber leer a Dante en Italiano.Yo vengo luchando desde fuera como un descendiente de catalán ultramarino que no escribe en catalán pero si lo entiende claramente, la posibilidad que que la rica cultura catalana se deje leer en castellano con ediciones bilingües para ser mejor conocidas y apreciadas fuera de España.En síntesis es problema sencillo si uno no le pone un ingrediente que no sea literario, si lo llevamos al campo político independientista, es natural la autoafirmación en una idiosincrasia a cada región.Pero no es muy opinable, es imposible no crear diferencias políticas asociadas y mirar a la futura España desde el lenguaje como una confederación semejante a Suiza. Eso no lo hace mejor ni peor a un pueblo con tantas culturas como el español. Pero no se debe confundir talento literario con política es una cuestión fundamental.
Me resulta trágico, así leído. La literatura no necesita ponerle puertas, encerrarla en un corral. ¿Cuantas obras maestras de todos los tiempos habrían sido condenadas de no ser por las traducciones?. Quienes exigen que sólo se escriba en catalán, ¿no leen nada en inglés, francés, italiano...? Es un despropósito, sólo perjudican la difusión de la obra, del pensamiento, de la cultura? No entiendo ni comprendo el sentir nacionalista de nadie. Mi mente y corazón
Concuerdo con Hector, política y literatura no deberían confundirse, al menos para aspectos de la apreciación literaria; aunque sin duda ambas se han influido mutuamente desde que tenemos nociones de ellas. Mi enfoque particular es bastante simple, al aproximarme a un texto nuevo, me sumerjo en el texto en sí, y sólo si el texto me conmueve, de alguna u otra forma, es que empiezo a adentrarme en su contexto o en el autor, pero para tratar de entenderlo y no para juzgarlo, y mucho menos condenarlo; es por eso de mi vehemencia, varias veces, y que alude mi gran amigo Carlos, cuando siento que se juzga a alguien por su historia más que por su texto; también creo que la poesía tiene un efecto redentor, en la gran mayoría de los casos, sobre sus autores. Ahora, en el contexto de la poesía catalana contemporánea, y el debate sobre si debe ser traducida o no al castellano (prefiero el mexicano que el español, en mucho por razones de comprensión), pues en principio me parece algo regionalista, mas que político; no recuerdo que los poetas polacos se negasen rotundamente a ver sus obras traducidas al ruso, o los griegos al turco. Desde luego que me faltan elementos para dar algo más que una opinión: -¿se puede hablar de un resurgimiento de la poesía escrita en catalán?, ¿y que esté vinculada a las aspiraciones independentistas?; -¿no podría ser que algunos se negaron porque se les vino en gana?; -¿qué tanto peso tienen la crítica y los intelectuales por allá?; -¿las leyes españolas exigen que el autor esté de acuerdo en ser traducido? Vamos que no llego a ponerme las manos en la cabeza, aunque sí estoy sorprendido de algo así.
Por cierto que me ha gustado mucho el poema que nos traes, mi estimado Carlos, es de esos pocos que invita a la reflexión propia, y a reirnos los solteros de nosotros mismos...
En el caso que te refieres, es duro, pero no extraño; de una u otra manera, casi todos, incluyendo hablantes de una misma lengua, caemos en esos casos de purismos lingüísticos, raciales o señoriales (cuando nos sentirnos parte de un grupo de elegidos). Lo mismo me ha pasado a mí durante años, pero no por características de la lengua, sino por sus variantes, digamos, dialecto. Por un lado cada vez que se edita un libro de poesía joven en Venezuela no aparezco, no soy nombrado y nadie me edita allá. Afuera me incluyen como poesía venezolana. Yo realmente no sé qué decir en ese respecto. No me interesa hacer gala de algún tipo de nacionalismo. Lo curioso es saber que en el extranjero soy venezolano, en Venezuela soy extranjero. Entonces uno se pregunta si debe o no asumir una nacionalidad, si debes caracterizar la totalidad por un fragmento de tu idiosincrasia, que a fin de cuenta es el lenguaje hablado. Me explico, si un día me da por escribir en alemán, Nahuatl, mapudungún o chino, pero no dejo de expresar mis experiencias, mi forma de vivir y ver la vida, que a fin de cuenta es derivado de toda mi crianza, bagaje y lo que la lengua me ha heredado, ¿dejaría de ser el que soy? La otra curiosidad, y tal vez me equivoque, es que parte de la idea que las lenguas, sea cual sea, parten de una limitante para expresar todo lo que siento o pienso, entonces, vuelven las dudas, pues partimos desde ellas, ¿los límites son los que nos deben designar?
La intolerancia no es patrimonio del enemigo.
Difícil temática. Complejos los motivos, Y la opinión que pueda dar, en ese escenario de apropiaciones, pudiera ser la de un extranjero que se atreve a opinar sobre lo que no le pertenece. Pero hablo desde ese pozo hondo donde lo que se apropia es la luz que está en la cima y que a todos nos toca. Hablo desde la diversidad que nos hace únicos, no para levantar cercas, sino para derribarlas. Difícil para mí dirimir esa cuestión de los nacionalismos o regionalismos cuando no conozco fronteras a la hora de abrazar a alguien, o de sentir que otra palabra habla por mí. Y que las mías arropan al otro que soy.
No entiendo esa disputa, ni esas posiciones. Que el hombre hable en cualquier lengua. Lo que lo hace quien es, de donde viene, hacia donde va, la huella de su travesía, no se diluye, ni se suplanta, no se limita a un diccionario. Y debe tener la cualidad de asentarse, reafirmarse, reencontrarse y redefinirse desde cualquier mástil. Qué importa de qué telar provengan sus velas. Es el poder de la palabra que navega la que, como en un bajel, lleva todo lo que podamos dejar en ella. No es el mar el que define los naufragios.
No se dilucida un problema, de la índole de esos que el hombre se inventa, tan ajeno a lo que somos, refutando una lengua, colocando un cerco, reinventando límites. ¿De qué independencia hablamos? La verdadera, la que aún no conocemos, la que aún no hemos sabido construir, lo primero que debe hacer es independizarnos de nuestros propios falsos credos. La única nación que conozco es la vida. Y ésta habla por múltiples vías.
Y esa esencia que se busca resguardar a través de una forma, niega en su interior la propia esencia que se quiere rescatar. Lo importante no es creer que se deja de ser catalán porque no se hable o se escriba en catalán. Lo que importa es que lo que decimos no niegue la esencia humana de la que estamos hechos. Que es tan múltiple y tan infinita que se va a distinguir, no por la palabra, sino por las aromerías de que se conforma, de los paisajes que la ve nacer, de los frutos que nacen en sus espacios, del poema que se fragua en las raíces mismas del árbol que la enarbola y la hace renacer en el suspiro del viento. En la melodía del verbo que se conjuga en el corazón.
Y quien lea, lo encontrará diseminado en cada letra, en cada acento, en cada pausa que tiene su propio ritmo.
Ojalá, Carlos, se edite esa colección, a pesar de los pesares, de los desacuerdos, que esa esencia catalana, expuesta en la lengua que sea, se vierta sobre todos nosotros, para conocerla, compartirla, apropiárnosla como otra forma de lo que somos. Nada robará.. Por el contrario le otorgará esa ciudadanía planetaria que sólo nos reconoce por el acorde silencioso que dejan los ríos en su paso y que, no por dar a la mar, pierde alguna vez esa dulzura propia que beben con pasión de tierra, el alegre desasosiego de los peces.
(Continua)
Y lo digo yo, que vengo de una montaña encantada, donde los pájaros hablan todos los dialectos que el hombre ha olvidado, donde el sol es una fuga de resplandores, y las noches una fiesta de luceros. Donde uno nace con un latido en la garganta que se apropia de las palabras y las hace cantar en voz alta y melodiosa. Donde el pan se fragua del maíz y lo dúlcimo se viste del violeta de la caña. Donde todos los milagros son posibles, aún desde un cántaro vacío. Y el cielo se extiende más allá de los límites geográficos. Bañados por un azul caribe que moldea nuestro espíritu hasta convertirnos en un verso perdido en una alegría que aún no atinamos a inventar.
Y, vaya paradoja, la abierta hospitalidad catalana, sin yo hablar catalán, me ha dado posada permanente en la Pensión Ulises, en el Barrrio Gótico, donde se reinventa un mundo con el sabor de los carteles que cada uno de sus habitantes pega en los muros abiertos de su imaginación y su querer, a ver si los que habitan más allá de sus linderos, aprenden a vivir a la medida de un tiempo más humano.
Y desde allí, revestida de mis verdes, he escrito esta reflexión, para contribuir a un debate que ojalá, con la edición que sueña Carlos Morales, pueda incidir, más allá de lo que los separa, en esa esencia vital que a la final es lo que busca el hombre, en cualquier lengua que se exprese.
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