(En preparación, por Carlos
Morales)
Adiós compañero
Adiós, compañero,
se separan aquí nuestros caminos,
pues mañana he de partir.
Me despido de ti, hostigada,
me obligan a dejar este lugar,
salgo con el transporte hacia Polonia.
A menudo me has dado tu valor.
Me has sido leal y bondadoso,
dispuesto siempre a prestarme ayuda.
Apretabas mi mano
y ahuyentabas mi zozobra.
Compartíamos juntos el dolor.
Adiós, compañero,
cómo me pesa tu pérdida,
cuán difícil se me hace despedirme.
No pierdas el ánimo:
¡tanto que te he querido
y ya no volveré a verte más!
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El Toro de Barro
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En un dramático–y real– camino de retorno,
algunos de los 130 niños que sobrevivieron a Auschwitz vijaron de nuevo al escenario de aquel apocalipsis con un grupo
de estudiantes israelíes de secundaria, en el que se encontraban sus hijas. El
encontronazo de dos generaciones distintas con aquella memoria de dolor provocó
una gigantesca catarsis individual y colectiva, cuya historia fue narrada por la psicóloga
infantil Amela Einat en La cicatriz del humo,
Esta novela coral pone de manifiesto las diversas formas de
experimentar la presencia real de aquella tragedia en todas las
generaciones del Israel contemporáneo, de cuyas patologías Amela Einat
es una reputada e innovadora especialista
1 comentario:
Desgarrador. Hermoso y cuidado trabajo estás realizando Carlos, con una temática que en nuestro quehacer diario quisiéramos olvidar, debe ser extenuante y doloroso para ti, ir dejando jirones en cada poema.
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