Torkil Dudnarson
Rosas rojas siempre
Quité de mi cintura el lazo
y lo extendí en
el suelo.
Descalza dancé,
besé despacio
los escalones
y bajé.
Temblé de pinos
negros,
recogí bastones
y tuve miedo.
Grité, grité,
giré, giré.
Mi eco encendió
luces
en las gotas
del rocío.
Recogí mi
vientre entre las manos
y corrí, corrí
por las arenas
blancas.
Me estrellé en
los espejos.
Subí a una
pluma blanca y navegué.
Todas las luces
giraron
y las sombras
agigantadas
se murieron de
horror.
Pero el lago
era implacable,
frío.
El caballo
blanco,
el de las
crines rojas
lloraba.
Besé mi
silencio.
Vibró una nota.
Se quebraron
los espejos
en miles, en
millones.
De pronto fui
estatua.
En mis hombros
palomas.
A mis pies
rosas rojas siempre.
Otros
poemas de
________________________________________
© De
la versión, Carlos Morales y Ed. El Toro de Barro
© De Negra leche del alba, El Toro de Barro.
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
© De Negra leche del alba, El Toro de Barro.
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
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