Eugénio de Andrade
(Portugal, 1923-2005)
Adeus
y lo que nos quedó no alcanza
para alejar el frío de cuatro paredes.
Gastamos todo menos el silencio.
Gastamos los ojos con la sal de las lágrimas,
gastamos las manos a fuerza de apretárnoslas,
gastamos el reloj y las piedras de las esquinas
en esperas inútiles.
Meto las manos en los bolsillos y no encuentro nada.
Antes teníamos tanto para dar uno al otro;
era como si todas las cosas fuesen mías:
cuanto más te daba más tenía para darte.
A veces tú decías: tus ojos son peces verdes.
Y yo creía.
Creía,
porque a tu lado
todas las cosas eran posibles.
Pero era en el tiempo de los secretos,
era en el tiempo en que tu cuerpo era un acuario,
era en el tiempo en que mis ojos
realmente eran peces verdes.
Hoy son solamente mis ojos.
Es poco, pero es verdad,
unos ojos como todos los otros.
Ya gastamos las palabras.
Cuando ahora digo: mi amor,
ya no sucede absolutamente nada.
Y, sin embargo, antes de las palabras gastadas,
tengo la certeza
que todas las cosas se estremecían
solo de murmurar tu nombre
en el silencio de mi corazón.
No tenemos ya nada para dar.
Dentro de ti
no hay nada que me pida agua.
El pasado es inútil como un trapo.
Y ya te dije: las palabras están gastadas.
Adiós.
Adeus
Já gastámos as palavras pela rua,
meu amor,
e o que nos ficou não chega
para afastar o frio de quatro paredes.
Gastámos tudo menos o silêncio.
Gastámos os olhos com o sal das lágrimas,
gastámos as mãos à força de as apertarmos,
gastámos o relógio e as pedras das esquinas
em esperas inúteis.
Meto as mãos nas algibeiras e não encontro nada.
Antigamente tínhamos tanto para dar um ao outro;
era como se todas as coisas fossem minhas:
quanto mais te dava mais tinha para te dar.
Às vezes tu dizias: os teus olhos são peixes verdes.
E eu acreditava.
Acreditava,
porque ao teu lado
todas as coisas eram possíveis.
Mas isso era no tempo dos segredos,
era no tempo em que o teu corpo era um aquário,
era no tempo em que os meus olhos
eram realmente peixes verdes.
Hoje são apenas os meus olhos.
É pouco, mas é verdade,
uns olhos como todos os outros.
Já gastámos as palavras.
Quando agora digo: meu amor,
já se não passa absolutamente nada.
E no entanto, antes das palavras gastas,
tenho a certeza
que todas as coisas estremeciam
só de murmurar o teu nome
no silêncio do meu coração.
Não temos já nada para dar.
Dentro de ti
não há nada que me peça água.
O passado é inútil como um trapo.
E já te disse: as palavras estão gastas.
Adeus.
Grandes Obras de
Ángel Crespo, Oculta transparencia (Antología, 1950-1959) Prólogo Toni Montesinos Col. «Mayor de poesía» Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed. Tarancón de Cuenca, 2000. edicioneseltorodebarro@yahoo.es |
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