Marcos Matacana
(España, 1973)
Horror vacui
Desnudo de todo
salvo de tu nombre
Leopoldo María Panero
Llenar la cama de
mujeres
De tópicos las cuartillas
Y pasar hambre
En la oscuridad neumática del ruido
Salpicadas de cieno las camelias
Ir muriendo de asfixia en otros brazos
Desconocidos y entrepiernas
Flores sucias de vergüenza
En el día que amanece vacuo
Amarillo el cielo siena
como un presagio
De tormentas de tierra de columnas
De resaca bajo cascos de caballos
Con el sabor pegado y apagado
de labios húmedos
pagados
esclavos en necrópolis de almas
De luna extrema y azul cuarteada
Sangre blanca en los espejos de princesa
O mácula gelatinosa de tanto haber besado
En el turbio laberinto de las ingles
En el cristal de un vaso o en la huella
Del fantasma que toca siempre jazz
y sigue ahora
sigue sigue
Como un péndulo las olas
Y sentir
el
perfume acre de la muerte
En el sudor que moja las sábanas
Eyacular justo un instante
antes
De que la soledad te abrace
Abrasado siempre entre las nalgas
Y repetir
el
nombre que es esencia
el
nombre de la ausencia
el
nombre que se evita
el
nombre
Y repetirlo
repetirlo como un salmo
responsorial o rito sacro
Invocarlo vocablo
el
nombre daga
En el tintineo de los hielos en el vaso
el
nombre afilado
de
borde agudo
En la copa morada que destila tiempo y es hiel
su nombre
En el océano del semen derramado
En el polvo anónimo de los muertos
que
empaña los ojos que sólo
ven
ya ceniza consumida
zarza
Y confiar en el dolor que da la vida
y
nos redime
Aguardar escondidos con la espada
flamígera del arcángel que expulsó a Eva
en
un matacán almenado de ruinas
de dientes los metálicos que desgarran carne
Sólo seguir follando sin pensar en nada
Sin que el corazón lo sienta
Y destilar palabras que finjan ser nombres
Engarzados en recuerdos falsos
en aromas exhalados de derrota
Sin que importe
Inventar pasados o borrarlos
Empuñar violenta la quijada del asno
En la impostura que socava hoy
La sombra del silencio vomitada
El cauce helado de los inviernos que aún esperan
Como lobos en el pubis
ramas secas
En los cuerpos cansados de no ser tú
La piel muy blanca
Cubrirlo todo
Y sembrar la insidia de esperanzas falsas
Y temblar de anhelos
Las caladas brumas del tiempo en su barrido
De hojas secas
del amor sincero
Único primero
dónde
En el borde de una fosa
O en un verso de Bécquer
que flota sobre la mierda
un momento
Antes de hundirse de nuevo
En el horror mortal de todo
En el vacío
que lo llena
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El Toro de Barro |
1 comentario:
Muchas gracias por este inmenso honor. Un abrazo.
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