El Toro de Barro

El Toro de Barro

viernes, 22 de junio de 2007

José Corredor-Matheos, "Resplandor..."

Georges La Tour


RESPLANDOR

José Corredor-Matheos


Ya comienza a llover.
Llega, por mi ventana,
el secreto mensaje
de la lluvia.
Demasiadas promesas,
para morir ahora.


Qué maravilla
la de haber nacido.
Qué maravilla, sí:
haber nacido ciegos.




Podemos dar más vueltas

o podemos sentarnos,
para pensar, sin prisas,
en la muerte.
El tiempo, aquí, callado,
deja oír otras voces.
En el agua,
la piedra y el silencio.
¿quién calla, quién nos habla?


Escribir un poema
que nada signifique.
Salir a la terraza,
respirar en la noche,
no esperar que alguien vuelva,
no desear ya nada.
Abrir sólo las manos,
y que de entre los dedos
alcen el vuelo, mudas,
asombradas palabras.



Voy a marcharme
lejos.
Algo
ya ha madurado.
Voy a marcharme
lejos:
donde se cumplan
todas las promesas.




Todo está solo,
y todo no está solo.
Todo está muerto,
y todo no está muerto.
Todo está lejos,
todo, si lo toco.
Todo perdido,
todo, si lo encuentro.




En los tiempos antiguos
los pintores crearon
otra naturaleza
no vista aún por nadie.
La primavera crece
en medio del invierno.
Tú creas, sonriendo,
la bella obra inútil.




No hay ninguna razón
para estar triste.
No hay ninguna razón
para estar triste,
ni para estar alegre.
No hay razón para nada.
Y sé feliz así.




Por qué debes sufrir
si no tendrás más gloria
que el mismo sufrimiento?
¿Y por qué has de empeñarte
en ser feliz
si no será otro el premio
que el pobre, fugaz, vano
de la felicidad?
Quédate sin deseos,
y deja que el vacío
se asiente en el vacío.


                                                   En homenaje a José Manuel Blecua

Sentir la muerte lejos,
sentir la vida lejos.
Gozar sólo del viento,
de toda la fragancia
de tus pasos.
Si no quieres morir,
no te importe vivir.
Haz como si creyeras
en la vida,
más no cuentes a nadie
tu secreto.
Deja la mesa así,
sin comensal.
Observa, desde lejos,
marchitarse
las hojas en los árboles.
No atiendas al teléfono.
Deja que el viento vaya
Y que vuelva después.
No abrirás ya más cartas,
ni ojearás periódicos
ni libros.
Deja que tu automóvil
te abandone.
Deja que tu reloj
siga marcando
un tiempo que no es tuyo.
Deja que todo sea
cual si tú
nunca hubieras nacido.





Escribes porque ignoras,
porque aún tienes miedo.
Las palabras se olvidan,
los cristales se quiebran,
tus sentimientos mienten.
Todavía no escribes porque sí.
No has conseguido aún
que algunos versos
resulten necesarios
a los dioses.
Tu voz es sólo tuya:
no es de nadie.




Ilusión de ser hombre,
playa desierta, nube.
No sé por cuánto tiempo
este poema temblará
entre tus manos
si es tan sólo
rumor entre las hojas.





                                              A Shichiro Enjoji

Que escriba sola.
Deja volar la pluma
en el paisaje.




No te preguntes
quién eres tú en verdad
si en verdad eres Tú.




Dejar tan sólo el hueso,
hasta que brille
como puñal o luz
que ilumine la noche
a mediodía.
Cortar de mí el tronco,
luego cortar las ramas.
Del mar, cortar las manos:
que no pueda apretar
con fuerza la garganta.
De la vida, cortar
lo que más duele:
los días y las noches.
De la muerte, cortar
el esfuerzo incansable
con que incita
a vivir para siempre.




Dónde se oculta el sol?
¿Quién está amenazando
con su espada
lo que aún tiene vida
por morir?
¿Qué nueva luz
alumbra el horizonte?
¿Qué nueva soledad
nos ha cubierto
con su manto de hierro?
Nos queda por romper
una única rosa
de cristal.
Una única rosa.






Soy un poeta pobre,
calumniado por el emperador,
que vive en la provincia
desde un siglo remoto.
Tarde ya, como el té,
oigo crecer las rosas,
desprecio lo que leo
en los libros sagrados
y subo al monte
a sorprender el cielo.
Ex funcionario,
viejo estudiante
de mandarín frustrado,
saboreo ya a solas
el vino rancio y turbio
que manan mis axilas.
Esta tarde a las cinco
he de coger la barca,
allá en el río azul.
Cuando la luna salga
me encontrará remando
bajo la fina bruma.
Tú habrás preguntado
Mil veces por el sitio
de mis rotas sandalias.
Y se abrirán las flores
de los pinos.











(Esta selección ha sido obtenida de la antología Deja volar la pluma en el paisaje, de José Corredor-Matheos. En la red, hay otras de enorme calidad, y cuyos enlaces están en caracteres más oscuros. Destaca por su buen criterio la que Jaime Parra publicó en la revista Barcelonareview. También nos parecen bastante seductoras las amplísimas recopilaciones editadas en las revistas A media voz (elegantísima) y PoesiasPoemas. Cualquiera de ellas, y todas ellas en su conjunto, puede llevarnos de la mano en una travesía por la obra del gran poeta manchego que será recordada e inolvidable)










miércoles, 20 de junio de 2007

José Ángel Cilleruelo, "Túneles"

TÚNELES
José Ángel Cilleruelo
(España)


9
Un día escucharé hablar por radio
del amor, mientras limpio los pasillos
y gabinetes del gran edificio
de la Esperanza. Sonará la voz
desde el carro, entre paños, botes, cubos,
la voz que a todos habla del amor.
Mientras aspiro la moqueta y friego

las letrinas se alzarán las palabras
con su pequeño túnel de verdades,
con ese cosquilleo tan menudo
que da la felicidad. Y a mi hora
me iré a la calle como quien un día
sale de la maternidad y en brazos

lleva un hueco y en brazos mece un hueco.

4

Si fue en otro momento, en otra época,
si las vigas cayeron tras las nieves
o por el sol que rinde las maderas
bajo las tejas; túnel tan propicio:
penumbra, pájaro, payaso, piel.Si no lo recordara cada día,
si mis brazos no fueran las paredes
en pie, tenaces; nada las derriba.
Qué presente sería este presente
si en la alacena se guardara el pan
y envuelta en un pañuelo la pulsera

que me regaló a cambio de palabras:
penumbra, pálpito, paloma, piel...Tan propicio: paredes obstinadas.


8


Dicen que junta patas e intencionescomo quien reza, la misma elevada
quietud. La llaman religiosa. Mantis
que observamos oculta entre las hojas
cuando pasa la mosca y la oración

se interrumpe un instante por cazarla.
Mientras la pata la sujeta fuerte

sus mandíbulas son el triste túnel
donde la vida se transforma en vida.
La mariposa que murió en su mano

la enterramos los dos junto a la encina
que por azar prendió en una maceta.
Mi hijo entiende estas cosas que cuento,
¿conseguirá que yo también las crea?


11

En noches áridas, cuando cortinasy persianas no logran ocultar
la oscuridad que habita en uno mismo

aunque sí cieguen la mirada ajena,
el ojo que no existe y se presiente

fijo sobre los cuerpos, es entonces,
en noches ásperas, si noche puede
ser un reflejo tenue en la pared
que la luz de una lámpara reparte,
cuando la angustia emerge desde dentro
y perfora los ojos con su túnel
de incertidumbres y de atardeceres
perdidos para siempre, salgo afuera
y camino desnudo por las calles.


14


Contemplo cómo cuelga ahí la nadamuchas veces, en la hilera de ganchos
que por la tarde deja ante el cristal
el carnicero cuando cierra el puesto.
Sus labios lo llenaron de caricias

un día, entre los orines y el frío.
Oyen risas de lejos si reímos,

al ritmo de las manos ven prendidas
motas moviéndose desde la acera.
Ya nadie se aventura entre las sombras
cuando el vigilante apaga los rótulos
después de echar la verja ante sus puertas.
Desde el mercado hasta la calle queda

un pasillo: hay quien lo llama el túnel.

lunes, 18 de junio de 2007

José Ángel Cilleruelo, El espejo del fondo

Hans Bellmer

EL ESPEJO DEL FONDO
José Ángel Cilleruelo
(España)

Hotel Casa de Mar


Una mañana abres la ventana
con el cuerpo desnudo de cintura para arriba,
el aire entre limpio y turbio y ella desdibujada
al otro lado de la cama.
Una mañana enciendes un cigarrillo
sentado al borde de la cama
y la miras dormir despacio
y despacio te vuelve la imagen
de ella besándote el sexo unas horas antes,
antes, tres años atrás,
no había siquiera una ventana que abrir.

Una mañana te despiertan los primeros ruidos de la calle
y corres las cortinas y abres la ventana,
una ligera brisa seca el sudor de la espalda desnuda,
buscas el tabaco en la americana
y la miras y su rostro no te dice nada.
Te apetece quizá despertar su cuerpo y besarlo
pero fumas lento y te miras en el espejo del fondo
y tu rostro apenas te dice nada.
Una mañana agradeces el frescor
que la ventana cuela, apagas el cigarrillo en el suelo,
te acercas al baño por un vaso de agua,
y oyes que dice algo desde el sueño.
Al pasar no te identificas en el espejo del fondo
y te acuestas de nuevo y de nuevo llevas tu sexo
hasta sus manos.



La noche


Conoce todas las conversaciones,
qué vida contará como la suya,
dónde habrá de reír, dónde callar.
No le sirve, por más que lo pretenda,c
omo sueño ningún hermoso rostro
ni joven. Ha cruzado muchas puertas
(entrado en tantos cuartos tantos días)
para que ahora le estremezca alguna.

Sabe que un cuerpo no es ya el paraíso,
mansedumbre del tiempo, puro don.
Pero de poco vale la experiencia,
de nada la meditación, presagio
o incertidumbre, cuando con la noche
le toma el ansia de animal herido.
Piezas ligeras


Una estación sin nadie en los andenes,
Un banco en la avenida y nadie cerca,
Un almacén abandonado,
El tope de una vía muerta,
Un autobús vacío,
Un jardín solitario,
Un tren sin luces,
La madrugada,
Un hueco.
Yo.
Canción del río Hudson


El río es la ciudad.
Digiere la inmundicia
lenta de los desagües y devora los humos
que se restriegan por su lomo en las madrugadas
de mercurio.
Barcazas con bidones
apilados y oscuros desbaratan
el trazo de las luces sobre el cauce.
Barcazas con enormes cubos
de desperdicios surcan las imágenes
de los enormes cubos del desorden.
Barcazas con las luces encendidas
y turistas borrachos, paquebotes
que dejan un sabor a gasoil en el aire,
lanchas y urcas con focos que disparan
su brillo a la madera calcinada
del agua.
Todo lo digiere, prieto
como la noche; todo lo dibuja
en su pizarra.
Y si algo estorba
o deshace el idilio que desde la avenida
miran ensimismados los amantes,
se besan, y ya nadie mira el río.

El río es la ciudad.

jueves, 14 de junio de 2007

Aurora Luque, Portuaria

Autor desconocido

SEDA ROJA DEL CIELO
EN LA BOCA
Aurora Luque
(España)
Hybris

En la cima, la nada.
Pero todo se arriesga por la cima
del amor o del arte.


Carpe noctem

Carpe noctem, amor. Coge el brusco deseo
ciego como adivino,
los racimos del pubis y las constelaciones,
el romper y romper
de besos con dibujos de olas y espirales.
Miles de arterias fluyen
mecidas como algas. Carpe mare.
Seducción de la luz,
de los sexos abiertos como tersas actinias,
de la espuma en las ingles y las olas
y el vello en las orillas, salpicados de sed.

Desear es llevar
el destino del mar dentro del cuerpo.


Gel

Preparo la toalla. Me descalzo. Esa esponja
porosa y amarilla que compré en un mercado
obsceno de turistas en la isla de Hydra,
qué dócil el agua cotidiana
tantos meses después, en el exilio.
De pronto el gel recuerda -su claridad lechosa,
su consistencia exacta- el esperma del mito,
el cuerpo primitivo y trastornado de Urano,
un susurro de olas mar adentro
y una diosa que aparta
los restos de otra espuma de sus hombros.
Me punza una emoción tan anacrónica,
un penoso latir, hondo y absurdo,
por ese mar. Por ese sólo mar. Busco una dosis
de mares sucedáneos.
Cómo podría desintoxicarme.
Dependo de por vida
de una droga. De Grecia.

Taller de sedería

Es un espléndido manantial de magnífica seda (...).
Salvo la seda, no hay otro comercio en esta ciudad,
por l o cual los forasteros no permanecen en ella y
sólo la habitan sus propios vecinos.
IBN AL-JATIB
Seda del párpado, seda de la ingle,
seda roja del cielo en la boca,
seda blanca, escondida, de la nuca,
la pieza con pequeños lunares de la espalda,
crisálida de seda en el ombligo,
el ovillo del púbis, la seda que se adentra,
el encaje de seda en la axila,
la organza de los labios,
la piel como sedante,
las palabras sudorosas,
el sedal sin anzuelo de los brazos,
piel de fibra tensada -tarea de hilandera
del gusano inquilino, el tejedor del gremio
de los sastres futuros que destejen
la vieja seda rosa y desvaída,
del trapero que rasga y que descose
los últimos rectores, los retales,
la mortaja de seda apolillada.



Pentasilea

Las crines encrespadas como algas
blanquecinas se alejan: el hermoso caballo,
desnuda ya la muerte por los campos,
huye despavorido entre despojos.
En el alba, la curva delicada
de un pecho frente a un turbio destino de guerrero.
-Qué dulcemente amargo el sabor insensible
de la noche contigo, oh Amazona.
La fruta de tu aliento, tibia y dulce,
no puede ya morder: un dios cambió los dados, y la muerte
anticipó su turno en la escalera
de la vida perfecta de los héroes.
El prólogo, los himnos, los presagios,
la gloria en la red, la humedad de los ojos,
la carnación, el iris, el fulgor, el asombro
con que la dios engaña sin piedad a los seres
me fueron evitados; sólo al darte la muerte
me devolvió tu cuerpo su perfume de sombra
y sólo he alcanzado, del amor, la belleza
altiva de su cumbre en brazos de la nada...


Camaradas de Ícaro

Porque pertenezco a la estirpe de auqéllos que
recorren el laberinto sin perder nunca
el hilo de lino de la palabra
SOPHÍA DE MELO
A veces cae un ícaro en cualquier
bahía o carretera. Baja girando, absorto
con sus descendimientos,
con la gracilidad de la caída.
Es ícaro y sabía
qué bisagras engarzan la carne con el cielo.
La intuición de ese vuelo que deshace
creció con los cimientos del cuerpo laberíntico,
aulló por sus pasillos.
Con el tiempo contienen nuestros huesos
traslaciones de sueños migratorios,
transferencias de vuelos;
contienen viejas alas refugiadas.
Limpió con muchas aguas sus sentidos,
fundó la cantidad convenida de cera,
puso en su propio aliento su secreto
de voluptuosidades depuradas.
En el mar le esperaba la belleza,
su séquito de insomnios.



(Hilvanamos esta breve selección de poemas de
Aurora Luque recogidos de la antología con que El Toro de Barro, allá por el año 2002 y bajo el título de Portuaria, quiso recapitular sobre una de las voces capitales de la poesía española de los años ochenta, a cuyos laberintos invitamos a entrar a los lectores de la mano de un estudio magistral de José Andújar Almansa y de una certera reseña que el poeta y crítico literario José Luís García Martín publicó en su día en El Cultural del diario El Mundo). Carlos Morales.

(Los vínculos de acceso directo, en color más oscuro)

lunes, 11 de junio de 2007

"Otoño", de Lívia Díaz



  




Otoño



Dirás que las horas no marcan el paso,
que la mañana fue azul,
que las princesas se fueron a morir
mientras el día iba combinando
las caídas de tu mar y mi montaña.
Dirás, que aletargado tu cabello tocó mi deseo
mientras se fugaba la razón
a tumbar hojas del parque, a inscribirse en sellos postales,
a merodear a los amantes con resaca que buscan donde dormir
briagos aún.

(Quizá, lo saben pero nos ignoran en su ritmo
perpetuo...
perpetuo...)

Van una y otra vez por la avenida
como las ondas que nos traspasan.
Dirás que fueron mis ojos -o los tuyos- o ese
cigarro que besa tus labios.

Dirás que los patines del diablo,
que las canciones,
que la noche...

Entrecierro los ojos y digo lo que recuerdo de mis pensamientos
mientras pasas delante de mi.

2

Te dejo un verso de mañana en esta ventana que robé a la vida
de espaldas al verano,
pensando cuántas hojas coleccionaré este otoño.

A veces, los abanicos
que deja el horizonte
llevan puntas de plumas,
que con blancos de tiro
-como la suavidad de un labio
apenas rozado con la punta del ojo-
Pasan inadvertidos en algo,
que recordamos del futuro.


3


Le digo que "la poesía no se vende"
porque no podría comprar esta distancia
ni ese silencio suyo que me arrincona.

Tampoco una mañana sin complejos
ni turistas en el parque de mis sueños
en que escucho...

Mi luna ha puesto su clavícula llena.
Le dio un codazo
al letargo.
Los oráculos asemejan canciones.
Vaivenes de un descuido
que otro sueño disipa.
Nuevos roles inflan las pandorgas
y en carnaval de personajes
salen a escena.

Alguien canta
yo canto
él canta
...cantamos.

Afortunadamente sabe sonreír
aunque ya es de noche.


4


Siete horas después volvió a tejer bufandas
para cada paloma de la plaza. Las llevaban volando
por el pico. Las llevó disfrazadas o arropadas.

Las bufandas de él, quien ese día,
no regresó a dejarle la mañana.

Palomas desveladas en la plaza. En la panza del parque
y en la calle, se llevaron su sueño. Y caminaba,
acaso sorda o ciega, acaso triste. Tejiendo el tiempo
para más bufandas.

Las bufandas de él, las que ese día
no regresó a dejar por la mañana.

Derecho y al revés de su agonía, hiló Fernanda el tiro
de chimeneas por aves, emplumadas. Y se le fueron,
reuniendo los recuerdos:

Bufandas para Juan, que hacía del día,
un regreso a besar en la mañana.

Siete horas después y ya el camino, del pasillo a la banca
y lo vivido, profundamente a oscuras. La mañana
un capricho de otro, que alacena, estibó los recuerdos...

Bufandas del deseo, que extinguido,
tiñe de sus ausentes el mañana.


5


Hoy no pude dejarte nuevos versos.
No tuve tiempo para hablar
otra nueva palabra que tu cuerpo.

Tiernos
peregrinos y cobardes, los suspiré
y de nuevo

-y frente a frente-
taciturnos y en sueños, respiramos.

Como una hoja de parra que, arrancada,
en una hoja de naipe se convierte.

Juego de sobremesa
en que circunda
como miel de febrero otro verano,
acudiendo en otoño
a un tibio invierno.

Alto cariño permanece y velo
por amasar su zafra





Nacida en México D.F. en 1965, Livia Díaz es periodista y, como tal, participó activamente en la fundación de la Red Nacional de Periodistas de la nación mexicana y de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, colaborando activamente en algunos de los periódicos estatales de aquel querido país y en prestigiosas revistas informáticas de literatura. Integrante del Parlamento Hispanoamericano de Escritores, es miembro activo del Movimiento Internacional de Metapoesía y creadora del portal de artistas Hispanoamericano Microclim. Su obra poética, en su mayoría inédita, oscila entre el compromiso ético y una bienvenida inclinación hacia las revelaciones lingüísticas de la vanguardia, en muchas de cuyos eventos ha participado. En este orden de cosas, Otoño supone un viraje intimista y melancólico que convierte sus poemas en una excepción, tanto por su tono como por su forma, en el cuerpo general de su poesía, que -dejando a un lado los numerosos galardones cosechados- ha sido recogida en algunas antologías internacionales editadas en Canadá y en Estados Unidos. Los lectores pueden internarse por algunos de sus blogs, entre los que queremos destacar La poesía no se vende






________________________
© Lívia Díaz
En caso de reproducción, rogamos se cite su autoría.














viernes, 8 de junio de 2007

Nathán Yonathán, Adónde






Nathán Yonathán

A dónde..

Traducción de Oled Sverdik



Lo que entristece no es que el país está cambiando
que las heridas de las caleras se han desgarrado
ya que no existe cosa imposible de engañar con colores
sino que entre nosotros el aire se va agotando
y no podremos elevarnos a los montes.
Quedaremos parados en el confín del reservorio
de tierra de los antepasados
errando entre las encinas del llanto y las doradas
dunas
y una cabrita que nos dio su leche y su lana
con sus flacas patas nos allanó un camino en la
arena
hacia la sombra del algarrobo.
Y de no haber sido porque se obstinó
hacia dónde hubiéramos venido entonces
hacia dónde hubiéramos ido ahora.








Traducción de Oled Sverdlik


Estos poemas fueron publicados por la editorial El Toro de Barro en un volumen antológico que llevaba por título Coexistence, allá por el año 2002. En él, el poeta y estudioso español Carlos Morales recogió una breve selección literaria de poetas judíos y árabes de distintas religiones que tenían en común un claro compromiso con la reconciliación. (Ver Coexistence y Carlos Morales).





5 comentarios:Anónimo dijo:
Sólo hace falta ver poemas como éstos de Nathán Yonathán para darse cuente del autismo de la poesía española de hoy. Gracias a Carlos Morales y a Clara Janés, otra verdad nos sigue entrando como aire fresco por las ventanas que los poetas españoles han cerrado para beneficio suyo y para aburrimiento nuestro. Luis Santángel (
19 de mayo de 2007 12:06)
Anónimo dijo: Nathan Yonathán fue uno de los grandes poetas de mi pais. Sus baladas se cantaban en las radios de los autobuses y los taxis. Su vida, como la de muchos judíos de su generación, fue una tragedia. Pero esas tragedias, que a otros les llevaron al rencor, a el lo condujeron al pacifismo. Quiero felicitarle por la inclusión de estos poemas en su blog, y también por su antología Coexistencia. Ud. hizo lo que parecía imposible. Y eso me parece una gran lección humana. Jeshua Goldberg. (19 de mayo de 2007 20:24)
Sintagma in Blue dijo: Hermosos versos, sin duda (20 de mayo de 2007 17:54)
LOLA GRACIA dijo: Gracias por tu visita, toro de barro. Intentaré pasarme con más detenimiento por tus poetas. Las mañanas siempre son agitadas para mí. Es un honor que te guste mi blog..,Espero que también mis versos :). No me atrevo a llamarlos poemas...(23 de mayo de 2007 9:42 )
LOLA GRACIA dijo: Si lo que amas son los ramos de espinas dolorosas,/ me iré al desierto y aprenderé a doler./Y si lo que has amado son los versos escritos en las rocas,/ pondré mirando el alma hacia las piedras/ y en los ariscos riscos la pondré a escribir./ Solamente entonces, cuando en su sombra/ la arena nos oculte y el libro de las cosas/ en lo oscuro se abra y nos proteja,/ acaso me digas palabras más hermosas/ que la felicidad y el llanto:/ parece que este hombre –dime-/ me dio todo su amor.Este poema me ha fascinado. (23 de mayo de 2007 9:49)

"Palabra culpable", de Sabah Zwein

Vilnes Paimanis

PALABRA CULPABLE
Sabah Zwein
(Líbano)

Palabras





Ésta no es manera de devolver los semblantes frustrados
a su estado normal.
Ésta no es manera de amasar cuerpos desnudos.

Sobre el peldaño de una expresión.
Sobre el peldaño de nuestros ecos.
Los ecos del ayer.
Sobre el peldaño.
El alba.

Tu expresión ya tuvo lugar antes.
Ayer. Antes.
Nuestro retorno es muy difícil.
Mi dolor es comienzo de la palabra.
La palabra antecedente.

En la incapacidad de expresión.
En el mundo invisible. En.
Nos desintegramos. Andadura imposible.

A partir de nuestros momentos eternos.
A partir de nuestras cabezas invertidas.
Hacia mi casa antigua.

Tú. O. A partir del sol naciente.
A partir de nosotros.
En quién nos convertiremos
a partir de tu semblante preliminar.
O sea, y tu aliento.
A partir de un día lejano, ayer
Siempre, siempre.

Mi casa antigua
mi sol inefable
este tiempo viejo que no cambia
y tú, contigo.

El dolor de nuestras silabas rasgadas.
El eco de tu movimiento.

Me mortifica.
El dolor de no escribir.
De.

Ayer.
O sobrepasar la larga escalera
flotar en el oro en el viento
envolverte desnudo en sudario blanco.

Para qué parar tanto
Ante nuestras miradas oblicuas
Conservar nuestro hombro compartido
Excavar en la palabra mutua.

Sobre el peldaño de nuestras largas sonrisas.
La vieja sombra se vuelve inclinada.

Tú quedaste, en el crepúsculo, al borde del mar
un mar muerto.
Veo a personas desconocidas
remando
hoy.

Es un momento minúsculo.
Veo flores que crecen en tu jardín inclinado.
Y yo.
En el centro, nunca, o tú.

A partir del abismo luminoso
a partir de los muy lentos sonidos
a partir de tu semblante.

A partir de nuestras caras perturbadas.
Las palabras son triviales.
Las palabras están cerradas.
Por qué la puerta roja está cerrada.



El tiempo está todavía perdido(Extractos)



Ellas se lavan con la tierra,
se lanzan intensas entre el rostro blanco y la piedra.

* * * * *
Me he embriagado con una palabra culpable.
Me embriago con el tiempo reducido a nada.

* * * * *

Pero la palabra aquí está en su posibilidad.
O brilla la frente.

* * * * *

Radiantes son ellas. Y me embriagué.
También me embriagué con la ausencia de mis lugares.

* * * * *

Ellas han salido del fondo del error.
Ellas se paran en el borde de la palabra.

* * * * *

Tierra culpable como sus letras primeras y me he inclinado hasta el crepúsculo.

* * * * *

Nuestro lado, o, tu lado mas hermoso o, te veo,
hoy también, en la apertura infinita. Te veo también,
aquí.


***


Nota.- Ocho poemarios, parcial o totalmente traducidos al francés, inglés, alemán, portugués, sueco, italiano y castellano, nos hablan por sí mismos de la trayectoria de una poeta libanesa como Sabah Zwein, cuya poesía, de cualidades y texturas europeizantes, contrasta vivísimamente con la poesía árabe contemporánea, que -salvo notables excepciones- permanece invulnerable a las innovaciones de la poesía occidental y "protegida" de sus "perversiones" morales por las censuras ideológicas y políticas de la mayoría de los estados y paises musulmanes. Además de su labor de creación poética, Sabah Zwein tuvo a su cargo, entre 1986 y 2004, la sección de crítica literaria y cinematográfica en el periódico libanés An-Nahar, tareas que hoy ejerce en varias revistas árabes y occidentales. Para un mayor conocimiento de su trabajo, el lector puede acudir a la siguiente página:



1 comentario anterior:
Anónimo dijo: Primero fueron los israelíes Nathán Yonathán y Michal Held, esta última con sus poemas sefardíes; y más tarde el turco Üzeyr Lokman Çayci, y ahora la libanesa Sabah Zwein. Reitero mis felicitaciones para todos ustedes por abrirnos las puertas de lo que se hace fuera de nuestro país. Ojalá que esos vientos de siempre conmuevan un poco a los poetas españoles y nos aleje a todos del aburrimiento que nos provocan los autores que solo hablan de sí mismos. Luis Santángel (30 de mayo de 2007 9:12)

sábado, 2 de junio de 2007

"El cazador se ha hecho guía de los pájaros", Üzeyr Lokman Çayci, El guía de los pájaros













Üceir Lokman Çayci

El cazador se ha hecho
guía de los pájaros







El cazador se ha hecho guía de los pájaros
con sus dos rostros contra las dos alas.
Ha cortado unos árboles
y fabricado otros
con medianas ramas secas
para que los pájaros allí se posen.
Ha arrancado las flores
para adornar los pequeños árboles
que atraerán a las aves.
Ha puesto pequeñas piedras en los platos,
como granos de trigo,
para que los pájaros coman.
Ha construido postes con lápices
y torres con postes
y ruinas con torres
para que los pájaros allí se abriguen.
Ha dispuesto signos,
todos diferentes,
sobre las hojas secas,
con sus dos rostros
que nadie percibe.
Después de un tiempo,
cazando los pájaros de uno en uno,
se vanagloria diciendo
que los jueces y procuradores son sus amigos.
Como muchos otros,
sin tardar,
los pájaros han comprendido la verdad
y, de hecho, han emigrado
a otros comarcas
y allá han encontrado países,
gentes de bien,
árboles,
granos de trigo en los platos
y flores multicolores.
Así,mientras ellos viven apaciblemente,
el cazador va con sus dos caras
contra las dos alas.



________________________


© Üzeyr Lokman Çayci; © versión libre al español realizada por Mercedes Ortega y Manuel Guillermo Ortega sobre la traducción al francés de Yakup Yurt. Publicados el año 2006 en el suplemento literario Caribanía de LA CASA DE ASTERIÓN, editada por el departamento de idiomas de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del Atlántico, en la ciudad colombiana de Barranquilla.