RESPLANDOR
José Corredor-Matheos
Ya comienza a llover.
Llega, por mi ventana,
el secreto mensaje
de la lluvia.
Demasiadas promesas,
para morir ahora.
Qué maravilla
la de haber nacido.
Qué maravilla, sí:
haber nacido ciegos.
Podemos dar más vueltas
o podemos sentarnos,
para pensar, sin prisas,
en la muerte.
El tiempo, aquí, callado,
deja oír otras voces.
En el agua,
la piedra y el silencio.
¿quién calla, quién nos habla?
Escribir un poema
que nada signifique.
Salir a la terraza,
respirar en la noche,
no esperar que alguien vuelva,
no desear ya nada.
Abrir sólo las manos,
y que de entre los dedos
alcen el vuelo, mudas,
asombradas palabras.
Voy a marcharme
lejos.
Algo
ya ha madurado.
Voy a marcharme
lejos:
donde se cumplan
todas las promesas.
Todo está solo,
y todo no está solo.
Todo está muerto,
y todo no está muerto.
Todo está lejos,
todo, si lo toco.
Todo perdido,
todo, si lo encuentro.
En los tiempos antiguos
los pintores crearon
otra naturaleza
no vista aún por nadie.
La primavera crece
en medio del invierno.
Tú creas, sonriendo,
la bella obra inútil.
No hay ninguna razón
para estar triste.
No hay ninguna razón
para estar triste,
ni para estar alegre.
No hay razón para nada.
Y sé feliz así.
Por qué debes sufrir
si no tendrás más gloria
que el mismo sufrimiento?
¿Y por qué has de empeñarte
en ser feliz
si no será otro el premio
que el pobre, fugaz, vano
de la felicidad?
Quédate sin deseos,
y deja que el vacío
se asiente en el vacío.
En homenaje a José Manuel Blecua
Sentir la muerte lejos,
sentir la vida lejos.
Gozar sólo del viento,
de toda la fragancia
de tus pasos.
Si no quieres morir,
no te importe vivir.
Haz como si creyeras
en la vida,
más no cuentes a nadie
tu secreto.
Deja la mesa así,
sin comensal.
Observa, desde lejos,
marchitarse
las hojas en los árboles.
No atiendas al teléfono.
Deja que el viento vaya
Y que vuelva después.
No abrirás ya más cartas,
ni ojearás periódicos
ni libros.
Deja que tu automóvil
te abandone.
Deja que tu reloj
siga marcando
un tiempo que no es tuyo.
Deja que todo sea
cual si tú
nunca hubieras nacido.
Escribes porque ignoras,
porque aún tienes miedo.
Las palabras se olvidan,
los cristales se quiebran,
tus sentimientos mienten.
Todavía no escribes porque sí.
No has conseguido aún
que algunos versos
resulten necesarios
a los dioses.
Tu voz es sólo tuya:
no es de nadie.
Ilusión de ser hombre,
playa desierta, nube.
No sé por cuánto tiempo
este poema temblará
entre tus manos
si es tan sólo
rumor entre las hojas.
A Shichiro Enjoji
Que escriba sola.
Deja volar la pluma
en el paisaje.
No te preguntes
quién eres tú en verdad
si en verdad eres Tú.
Dejar tan sólo el hueso,
hasta que brille
como puñal o luz
que ilumine la noche
a mediodía.
Cortar de mí el tronco,
luego cortar las ramas.
Del mar, cortar las manos:
que no pueda apretar
con fuerza la garganta.
De la vida, cortar
lo que más duele:
los días y las noches.
De la muerte, cortar
el esfuerzo incansable
con que incita
a vivir para siempre.
Dónde se oculta el sol?
¿Quién está amenazando
con su espada
lo que aún tiene vida
por morir?
¿Qué nueva luz
alumbra el horizonte?
¿Qué nueva soledad
nos ha cubierto
con su manto de hierro?
Nos queda por romper
una única rosa
de cristal.
Una única rosa.
Soy un poeta pobre,
calumniado por el emperador,
que vive en la provincia
desde un siglo remoto.
Tarde ya, como el té,
oigo crecer las rosas,
desprecio lo que leo
en los libros sagrados
y subo al monte
a sorprender el cielo.
Ex funcionario,
viejo estudiante
de mandarín frustrado,
saboreo ya a solasel vino rancio y turbio
que manan mis axilas.
Esta tarde a las cinco
he de coger la barca,
allá en el río azul.
Cuando la luna salga
me encontrará remando
bajo la fina bruma.
Tú habrás preguntado
Mil veces por el sitio
de mis rotas sandalias.
Y se abrirán las flores
de los pinos.
(Esta selección ha sido obtenida de la antología Deja volar la pluma en el paisaje, de José Corredor-Matheos. En la red, hay otras de enorme calidad, y cuyos enlaces están en caracteres más oscuros. Destaca por su buen criterio la que Jaime Parra publicó en la revista Barcelonareview. También nos parecen bastante seductoras las amplísimas recopilaciones editadas en las revistas A media voz (elegantísima) y PoesiasPoemas. Cualquiera de ellas, y todas ellas en su conjunto, puede llevarnos de la mano en una travesía por la obra del gran poeta manchego que será recordada e inolvidable)