El Toro de Barro

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viernes, 13 de junio de 2014

"Cuando me hice fruta", de Yumana Haddad

Roberto Ferri
Yumana Haddad
Cuando me hice fruta



Hombre y mujer fui concebida bajo la sombra de la luna
Pero Adán fue sacrificado a mi nacimiento
Inmolado a los vendedores de la noche
Extranjera crecí y ninguno cosechó mi trigo
Y me acordé antes de nacer
Que soy una multitud de cuerpos
Que dormí por mucho tiempo
Que viví por  mucho tiempo
Y cuando me hice fruta
Supe
Lo
Que
Me
Esperaba.
Y desde aquel día me voy
Me reencarno en cada nube y viajo
El deseo es mi camino y la tormenta mi compás
El amor no ancló en ningún puerto
Gemela de la marea alta y de la marea baja
De la ola y la arena
De la abstinencia de la luna y de sus vicios.
El que conoce mi ritmo me conoce
Me sigue
Pero nunca me alcanza.



 Grandes Obras de
El Toro de Barro
Carlos Morales, "Un rostro en el jardín", Col. Cuadernos del Mediterráneo, El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2000
Carlos Morales, "Un rostro en el jardín"
Col. Cuadernos del Mediterráneo.
Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2000.
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
 





















 

lunes, 27 de febrero de 2012

"Deshielo", de Esther Ramón



Lilith, por John Collier.
Esther Ramón
(1970)

Deshielo




No tengas miedo

de mirar por mis ojos.
Me dijo la serpiente.
Fluye, fluye como la muerte,
mira cómo mi piel se desprende
contra la corteza,
ven, deja que te coma,
arrastra mis escamas,
entra.

Asómate y cae, olvida tus brazos,
en el agua eres una piedra
que fluye, fluye como la muerte.
Ven. Expulsa el aire y la tierra
del cuerpo y derrámate
en el camino sin piernas,
las hojas se pegan a tu piel
viscosa: ahora eres una
rama que se desliza.

Paseas por el bosque envenenado.
No tengas miedo.

Parirás un insecto afilado y seco,
un saltamontes sin forma
que atraviesa, sin rozarlo, el sendero,
que sobrevuela las ramas tiernas,
que se posa en los troncos
tocados por el rayo.

No tengas miedo
de mirar por mis ojos.

Me dijo la serpiente.

Tus manos, tus pies son
una bandada de cigarras que
asolarán el lago embarrado
antes de desaparecer entre
el humo de los enjambres.

Entonces nos arrastraremos.
Baja la cortina y mira
la ventana oscurecida,
ya no hay árboles sino
sombras que podrían ser
cuerpos en la pradera que
se enfría.

Baja los párpados: los cuerpos
son letras que atrapas
con tu lengua precisa,
con mi lengua, y al tragarlas
nos duplican y hacen pesado
el camino.
Las escupimos en cada matojo,
en cada madriguera.

El bosque se llena con las voces de los muertos.

Escucha. Escúchalos.
La canción sin gargantas penetra
nuestros poros congelados lejos
de las últimas cabañas derramo
la marea quebradiza de tus pasos
reptando en círculo sobre las ortigas.
Ven. No tengas miedo
de mirar por mis ojos.
Me dijo la serpiente.
Fluye como la muerte. 

 


de su libro
Tundra
 Igitur, 2002
 
 

 Grandes Obras de
El Toro de Barro
Carlos Morales, "Un rostro en el jardín", Col. Cuadernos del Mediterráneo, El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2000
Carlos Morales, "Un rostro en el jardín"
Col. Cuadernos del Mediterráneo.
Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2000.
edicioneseltorodebarro@yahoo.es