Isla Correyero
Terminal
Sé que voy a morir antes del próximo invierno. Pero he sembrado las
patatas, el trigo y las cebollas. Sigo dando de comer a las gallinas y a los
cerdos, aunque sé que voy a morir antes de las heladas.
Limpio meticulosamente la casa y los corrales. Me levanto y me acuesto cada día a mi hora. Sigo haciendo la comida y el café. Me limpio los dientes después de las comidas. Sigo leyendo el periódico y cosiendo la ropa. He comenzado una bufanda y unos calcetines para el próximo otoño.
Salgo a la calle a hablar con los vecinos. Estoy pintando la fachada de la casa y las paredes de la casa. Me tomo las medicinas que me ha mandado el médico. Persevero en el rezo de mis oraciones.
He reanudado una amistad que tenía perdida. Canto de vez en cuando. Lloro de vez en cuando. He plantado las flores de mi tumba.
Todavía me enfado con mis hijos si no han hecho los deberes. De vez en cuando voy a la peluquería y una vez al mes voy a mirar zapatos.
He contratado un viaje a la ciudad de Viena y un entierro sencillo. Tengo mi cama preparada y la ropa que me pondrá el amigo que he recuperado.
Cada noche, pienso en las cosas que aún no he podido hacer y, si recuerdo algo, lo hago al día siguiente.
Creo que cuando lleguen los azules momentos del invierno, estaré todavía trabajando.
Limpio meticulosamente la casa y los corrales. Me levanto y me acuesto cada día a mi hora. Sigo haciendo la comida y el café. Me limpio los dientes después de las comidas. Sigo leyendo el periódico y cosiendo la ropa. He comenzado una bufanda y unos calcetines para el próximo otoño.
Salgo a la calle a hablar con los vecinos. Estoy pintando la fachada de la casa y las paredes de la casa. Me tomo las medicinas que me ha mandado el médico. Persevero en el rezo de mis oraciones.
He reanudado una amistad que tenía perdida. Canto de vez en cuando. Lloro de vez en cuando. He plantado las flores de mi tumba.
Todavía me enfado con mis hijos si no han hecho los deberes. De vez en cuando voy a la peluquería y una vez al mes voy a mirar zapatos.
He contratado un viaje a la ciudad de Viena y un entierro sencillo. Tengo mi cama preparada y la ropa que me pondrá el amigo que he recuperado.
Cada noche, pienso en las cosas que aún no he podido hacer y, si recuerdo algo, lo hago al día siguiente.
Creo que cuando lleguen los azules momentos del invierno, estaré todavía trabajando.
De
su libro
Crímenes
(1993)
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"La ambulancia" * "Truchas"
"Límites" * "Terminal"
«Diario de Honor de una funcionaria nazi»
"Diario de una enfermera: 23 de junio de 2003"
Grandes Obras de
El Toro de Barro
abierta, la luz, la calefacción
encendidas. Hay un poco de vino
de la alacena, el café está reciente
por si me demoro y te vence el sueño.
Acaso estés aquí cuando regrese,
arropada en el sofá con mi manta
de viaje, reconfortada, quizá
complacida del mundo en su belleza,
sabiendo que hay una técnica pura
en esta maravilla de estar vivo.
Y si no estás, bendito sea el tiempo
en que estuviste. Sólo he de abrir
los postigos para que fluya el agua
llovida en la memoria. La luz, pronto,
dejará en las paredes una sombra
que llamará en sus labios con tu nombre,
contenta de estar en casa de nuevo.
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Juan Ramón Mansilla
Juan Ramón Mansilla
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