Fotograma de El Sur, de Víctor Erice |
Antonio Medinilla
(España, 1965)
Es otra la llave,
Hija de Dios
Delátame al método
De las
disoluciones
-ya no
es mi cargo-
Porque
vine a ti
Desnudo
y en llamas
Para
salvar
La vida
de un muerto
Con el
humo de llorarle-
¿Padre, por qué me has abandonado?
Nunca
dije, Mortaja,
Lo no,
Ni el
sí-
No dije
nada-
Ni pedí
tu mano
Sin mí
Que me
envuelve
Bajo el
lino protector-
Me
acusará el ojo:
La
inocencia con metales,
La niña
que inquiere
El
gesto abrasador de la respuesta-
Ante el
ser humano
Los
ángeles enmudecen-
Somos
cuanto desconocemos-
Te
ofrecí la boca del sur
Como te
di la cruz del sur-
la
salvación de las bestias
Que
deambulan bajo la lluvia
Y
ladran en la noche que nos roza
Que
ahora soy el péndulo
Que
busca las aguas ocultas-
Mira
bajo tu almohada, Estrella,
Aquel
que te habla
Y eres
no-
La humilde brizna de hierba, compañera,
acógela en tu bolsillo;
pronto cubrirá el mundo de los abundantes,
vestirá el mundo de los escasos,
donde ocultamos todo el amor propio.
No
mires para ver
Cuanto
supe olvidar
En la
hierba que nos ampara-
Es otra
la llave, Hija de Dios-
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Neus Aguado, "Intimidad de la fiebre” Col. «La piedra que habla» Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed. Tarancón de Cuenca, 2005
PVP 10 euros.
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El Toro de Barro |
5 comentarios:
Es sencillamente hermoso.
Acabo de ver el post. Es un hermoso detalle. Un abrazo, Carlos, desde la tórrida Argentina.
Grandioso poema, atrapa, remece y mece.
Myriam, Raquel, sois muy amables. Gracias de corazón y verbo. Antonio.
Lo que me atrajo de este poema, y -en buena medida-de tu obra general es el continuo experimento de ruptura del lenguaje, en un sentido que me recuerdo mucho al que escogió Paul Celan. Esta quiebra de la sintaxis obra efectos milagrosos en la capacidad del poema para expresar emociones, aunque exija de nosotros una atención superior, y -si se quiere- una predisposición semejante a la que se tiene con los maestros. Yo, Antonio, me he regodeado mucho con los experimentos de este poema, sin dejar de sentir por ello ese sobrecogimiento sin el que la poesía no tendría sentido...Por eso, y sólo por eso, lo edité en el blog...
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