Neus Aguado
(Argentina, 1955)
Una temporada en Pére-Lachaise
El amor filtrado por el
sol como los vitrales de la avenue Aguado
del Père-Lachaise aquel diciembre de mil novecientos noventa y nueve
el amor cubierto por la nieve aquel otro diciembre de aquel último año
de aquel último siglo de aquel último milenio y tristeza tristeza tristeza
el amor es un laberinto que no puede soportar el adiós
el amor es el laberinto de la hiedra que asfixia
el amor es el laberinto de las estatuas desnudas
el amor es el laberinto bajo las lámparas de arcilla
el amor es el laberinto de las libaciones sagradas
el amor es el laberinto de la cohabitación del deseo con el azar
el amor es el laberinto de ritos y ceremonias cotidianas
el amor es el laberinto que cabe en una urna
el amor es el laberinto de las máscaras de cera
el amor es el laberinto de las estelas
el amor es el laberinto del sueño y de la muerte
el amor es el laberinto que conduce a la casa real
el amor es un laberinto que no puede soportar el adiós
el amor es el laberinto donde enterrar el propio cadáver
el amor es el laberinto de las cenizas y de las lágrimas
el amor es el laberinto de los trabajos y los días
el amor es el laberinto donde trabajan las almas
el amor es el laberinto de los cuerpos de oro
el amor es el laberinto de los artesanos de Venus
el amor es el laberinto al que viajar con antorchas
el amor es el laberinto de las voces en vela
el amor es el laberinto de los aromas de naranjas quemadas
el amor es el laberinto de los murmullos y de los maullidos
el amor es el laberinto de los sauces y los cedros
el amor es un laberinto que no puede soportar el adiós
el amor es el laberinto que arrastra hacia el mar la esfinge
el amor es el laberinto de braseros ardiendo
el amor es el laberinto cuyo ascensor conduce al cadalso
el amor es el laberinto en el que las plañideras se abrazan
el amor es el laberinto que desconoce las últimas horas
el amor es el laberinto en el que descifrar designios
el amor es el laberinto en el que los nombres se pierden
el amor es el laberinto del gran duelo
el amor es el laberinto que detiene el propio tiempo
el amor es el laberinto de las cattleyas mossiae y del fervor
el amor es el laberinto del gozo licuado
el amor es un laberinto que no puede soportar el adiós
el amor filtrado por el sol como los vitrales de la avenue Aguado del Père-Lachaise aquel diciembre de mil novecientos noventa y nueve
el amor cubierto por la nieve aquel otro diciembre de aquel último año
de aquel último siglo de aquel último milenio y tristeza tristeza tristeza
del Père-Lachaise aquel diciembre de mil novecientos noventa y nueve
el amor cubierto por la nieve aquel otro diciembre de aquel último año
de aquel último siglo de aquel último milenio y tristeza tristeza tristeza
el amor es un laberinto que no puede soportar el adiós
el amor es el laberinto de la hiedra que asfixia
el amor es el laberinto de las estatuas desnudas
el amor es el laberinto bajo las lámparas de arcilla
el amor es el laberinto de las libaciones sagradas
el amor es el laberinto de la cohabitación del deseo con el azar
el amor es el laberinto de ritos y ceremonias cotidianas
el amor es el laberinto que cabe en una urna
el amor es el laberinto de las máscaras de cera
el amor es el laberinto de las estelas
el amor es el laberinto del sueño y de la muerte
el amor es el laberinto que conduce a la casa real
el amor es un laberinto que no puede soportar el adiós
el amor es el laberinto donde enterrar el propio cadáver
el amor es el laberinto de las cenizas y de las lágrimas
el amor es el laberinto de los trabajos y los días
el amor es el laberinto donde trabajan las almas
el amor es el laberinto de los cuerpos de oro
el amor es el laberinto de los artesanos de Venus
el amor es el laberinto al que viajar con antorchas
el amor es el laberinto de las voces en vela
el amor es el laberinto de los aromas de naranjas quemadas
el amor es el laberinto de los murmullos y de los maullidos
el amor es el laberinto de los sauces y los cedros
el amor es un laberinto que no puede soportar el adiós
el amor es el laberinto que arrastra hacia el mar la esfinge
el amor es el laberinto de braseros ardiendo
el amor es el laberinto cuyo ascensor conduce al cadalso
el amor es el laberinto en el que las plañideras se abrazan
el amor es el laberinto que desconoce las últimas horas
el amor es el laberinto en el que descifrar designios
el amor es el laberinto en el que los nombres se pierden
el amor es el laberinto del gran duelo
el amor es el laberinto que detiene el propio tiempo
el amor es el laberinto de las cattleyas mossiae y del fervor
el amor es el laberinto del gozo licuado
el amor es un laberinto que no puede soportar el adiós
el amor filtrado por el sol como los vitrales de la avenue Aguado del Père-Lachaise aquel diciembre de mil novecientos noventa y nueve
el amor cubierto por la nieve aquel otro diciembre de aquel último año
de aquel último siglo de aquel último milenio y tristeza tristeza tristeza
De su plaquette
Entre Leones,
El Toro de Barro 2002.
Otros Poemas
de Neus Aguado
"Sueños"
"Oración"
"Nec spe nec metu"
"Cínica Belleza"
"El alma, a la hoguera"
"Una temporada en el Pére-Lachaise"
"La Rosa de Agua"
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Neus Aguado, "Intimidad de la fiebre” Col. «La piedra que habla» Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed. Tarancón de Cuenca, 2005
PVP 10 euros.
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El Toro de Barro |
18 comentarios:
que "una lluvia muy fina nos limpie por dentro despacito
y nos otorgue la sabiduría de poder amarnos de otro modo"...
Poesía más viva que ésta de Neus Aguado es difícil, muy difícil, de encontrar.
Quiero felicitar a Carlos Morales, no sólo por la presencia de Neus Aguado entre los escritores de su editorial, sino también por la presencia en la misma de grandes entre los grandes por su sabiduría y por su belleza...
Cecilia Domínguez...
Que la lluvia nos limpie por dentro y nos otorgue la sabiduría para amarnos de otro modo...
No vale con amar, es preciso encontrar un modo distinto para hacerlo, un lenguaje común. Eso me recuerda aquel maravilloso poema que escribió un hoy reputado guionista del cine, también en el Toro, Carlos Reinaldo Asorey Brey. Decía algo parecido a esto: "Tang-lo le dijo a Tang-Li / no me quieras tanto y quiéreme mejor / pero Tang-Li frunció el ceño/ porque no conocía otro modo de amar". Pero tiene que llover, tiene que llover a cántaros para aprender a hacerlo...
Le felicito por el blog. Uno sabe siempre con él lo que se va a encontrar. Lo único que cambia son las voces, pero no su altura espiritual. También me ha gustado el sabor a Diario de las palabras que ha dedicado a Neus Aguado. Ese tono es el apropiado: cada libro tiene una historia, y gusta saber la historia emocional que rodeó su edición, porque los editores siente, sí, verdad?
Andrea Saiz (Barcelona)
Una temporada en Père-Lachaise es hipnótico.Aún estoy en ese laberinto al que te conduce,y no me iría nunca...
Gracias otra vez:)
... y Ariadna, y Teseo siguiendo el rastro de hilo para escapar de esa vida/minotauro que tanto nos hiere a veces... Gracias, Carlos, excelente!!
A mí me produce mucho vértigo este modo de decir de Neus Aguado- Y tambien lo hace el hecho de de cantar al amor precisamente en el cementerio más famoso del mundo, donde se homenajea, entre otros muchos seres, a Abelardo y Heloise...Y me conmueve, especialmente, pensar en la pérdida del otro. Cuando pienso en esa posibilidad, cuando sueño con su desaparición, ¡¡uf!!...me levanto perdido, impotente, paralizado, como un corderillo que de pronto aparece lejos de un ganado que no sabe donde está. Esta no aceptación de la pérdida es -me parece- la base del poema de Neus, uno de los más leídos de los que el Toro viene publicando en su blog. De la pérdida, sí, y eso a pesar de que, el amor -en sí, y en esto coincido con las aplastantes reiteraciones de esta "piedra preciosa" de la que habla Laura- sea un auténtico laberinto de sensaciones no siempre amables cuya enumeración caótica, en forma de letenía, te encoge y ensancha sin que puedas evitarlo....
Utópia del amor... Terrenal, ancestral...que más da. Lo puede todo. Aunque sea para uno o para otro, correspondido o no, adultero o verdadero...el amor es AMOR. Los miedos muchas veces frenan esa realidad y no dejan culminar lo más extraordinario de los humanos. Más allá de los sueños...aquí o allí yo siempre he pensado que siempre nos reencontraremos. Pero una cosa es decirlo y otra vivirlo...saber como lo afrontas cuando llegue... un momento así
Bellísima cadena cuyos eslabones son brillantes y eternos. Muchísimas gracias Carlos. Y si me permites un breve inciso a tu comentario sobre la pérdida del ser amado, creo que aunque el amor ha sido el inspirador de los poetas en todas las épocas, siendo la pasión en torno de la cual se agitan las ideas románticas ¿no es el amor afortunado, si no el amor rechazado, estéril y despechado, al que debemos las lamentaciones poéticas de los divinos Dante, Petrarca o Tasso? Como les sucede a los pájaros en primavera, el deseo inspiró sus cantos; pero con la posesión transformaban su estado —como dice Byron de Petrarca: "Crees que si Laura hubiera sido esposa de Petrarca, hubiera éste escrito sonetos durante toda su vida?". O el amor de Dante por Beatriz, todavía hoy es objeto de admiración y simpatía. Era el amor sin correspondencia, de un niño hacia una niña y no obstante, el niño llegó a ser un genio, y el recuerdo de su amor inspiró al poeta su gran obra la 'Divina Comedia', la deificación de Beatriz.
Así es Carlos, estamos desguarnecidos frente a la realidad de la pérdida. Pero cuántos misterios habitamos, sabios ellos... el poema nos protege del terror de quedarnos solos frente a la ausencia del ser amado. Extraño
Todo amor, como todo laberinto, amerita una pérdida. Saludos mi querido Carlos, como siempre tu labor de difusión es infatigable.
Hay un misterio en lo que no es y se tiene lo tiene como posible. ¿ El amor es su propia definición de fe en el amor, que como el azar construye sus propias circunstancias? Yo me pregunto por que estamos tan solos... uno vive inventando araña laboriosa, esa nada que comparta su hilo de seda. Después todo es posible hasta perdonarse por haberlo hecho tan mal. El amor es un laberinto que no puede soportar el adiós. El amor es el laberinto que arrastra hacia el mar la esfinge...No obstante todo...es un laberinto de infinitas incertezas. La poesía apuesta siempre a lo imposible, ese es su signo tan necesario. Considerarlo cierto.
Querido Hector: nunca se hace todo bien. Ni en el amor, ni en la luna. A veces somos el pequeño insecto que se cena la araña, y otros la misma araña que con su red de seda atrapa a quien amamos. Cuando existe -repito, cuando existe- “el amor es un laberinto que no puede soportar el adiós". Laberinto lo es, en todo caso, incluso cuando muere. El poema de Neus, cuyo fuego abrasa, no hace otra cosa que decir lo que supimos de siempre, pero como si nadie lo hubiera dicho todavía. No, al menos, de ese modo vertiginoso semejante al de las aguas de un río desbordado por la lluvia.
Siempre o desde muy pequeño sentí la vida como el arte de perder y el amor como una consolación necesaria para la vida .Ocurre que no podía imaginar otra cosa. Ahora cuando veo un poco más y la tolerancia y la fraternidad van creciendo en nociones aprendidas con dolor y me dejan pensar un poco más en la organización social de estas nociones humanas. Veo que la necesidad es superior a la entrega.
Yo, Mónica, cambiaría mi posibilidad lejana de escribir una Divina Comedia por la posibilidad -aún por la más pequeña- de saber construir, proteger y vivir un amor sencillo, cotidiano y perdurable. No hay poema que valga lo que un abrazo bajo una colcha caliente en el invierno; nada como un café que alguien, sin pedirlo, te prepara; nada como tener una patria a la que volver y a la que preservar hasta el fin de los días. Llevas razón, y no la llevas, porque ¿acaso canta al amor perdido el Cantar de los Cantares? Ese poema es toda una glorificación de la seducción y de la espera, de la pasión salvaje y de esa emoción poderosa que, como una muralla, protege al amado entre nuestros brazos. Pero también es verdad que, cuando uno está ocupado en esa misma emoción, no siempre sabe perder el tiempo en sacralizarla en un poema: "Cómo quieres que te escriba un poema -decía el poeta Carlos Asorey- si tengo las manos ocupadas en levantarte la falda?. La pasión, la necesidad, la culpa, el perdón, la generosidad, el orgullo, la protección: todo, en el amor y sus laberintos, tiene su tiempo. Su propio y su único tiempo.Eso la vida...Nada más que la vida.
Curiosa sincronía la que acaba de sucederme Carlos, estaba escribiendo un comentario sobre el enlace de Facundo Cabral que nuestra querida Belén ha compartido en mi muro, cuando me ha llegado el tuyo sobre el significado del amor, y sin poder resistirme, he recordado las palabras de Cabral que dicen: 'Ama hasta convertirte en lo amado, más aún, hasta convertirte en el mismísimo amor...'
Lo único que le encontraría es que al poema le falta sugerencia.
El amor es el enigma que nunca se acaba…
Cuanto dices, Marcon Antonio, que al poema "le falta sugerencia", ¿a que te refieres exactamente?
Creo que Marco Antonio Gonzales quiere decir que hay unas imágenes pero que su por qué no se avista. Esto por una parte, Carlos Morales del Coso, mi amigo. Y por otra quisiera ser justa y confesar. Este por qué la gran poesía árabe lo dice en una palabra, en una respiración. Como este Rumi: Un voto de silencio
ata mi lengua.
Sin embargo,
soy yo el mensaje sin palabras de la noche.
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