Amador Palacios
Sono
Soñé
que fabricaba esperma en una playa
poniéndolo en el mar cual
espuma de Venus;
de ella y el movimiento del mar nació una virgen.
Mi compañera y yo le pusimos por nombre simbólico Lourida,
obviando su morada, pensándola en el mito.
Al cabo de los años la vimos convertida
en hermosa muchacha de edad adolescente y figura inmutable
que se baña desnuda nas caldeiras do Castro
y que toca la gaita en fiestas marineras
y que tiene prestigio entre sus convecinos
por su origen ignoto y que nada de perlas:
encontrada impoluta y serena en la orilla.
A veces nos cruzamos con ella: no saluda
mas fija, con su gracia perpetua y ojos grandes
nuestra faz complaciente.
de ella y el movimiento del mar nació una virgen.
Mi compañera y yo le pusimos por nombre simbólico Lourida,
obviando su morada, pensándola en el mito.
Al cabo de los años la vimos convertida
en hermosa muchacha de edad adolescente y figura inmutable
que se baña desnuda nas caldeiras do Castro
y que toca la gaita en fiestas marineras
y que tiene prestigio entre sus convecinos
por su origen ignoto y que nada de perlas:
encontrada impoluta y serena en la orilla.
A veces nos cruzamos con ella: no saluda
mas fija, con su gracia perpetua y ojos grandes
nuestra faz complaciente.
Apurando este sueño me
despierto empalmado.
De su poemario
Col. Cuadernos del Mediterráneo, nº 233
Ed. El Toro
de Barro
Tarancón de Cuenca, 2001.
Grandes Obras de
El Toro de Barro