Neus Aguado
Sueños
Y al
respetar la densidad de los sueños, coto hermosamente vedado,
ser uno
de los sueños más sabios y sagrados, ser la realidad
de días
plenos con su sol y su lluvia y la luna de la cosecha.
Y que
nada ni nadie destroce la esencia de nuestro sentir primero.
Y cuando
hayamos olvidado cuánto nos costó encontrarnos y reconocernos,
los
inmensos laberintos que nos precedieron hasta que salimos a la luz de la
[espiral
con una
rosa chamuscada entre las manos como única prueba
de
nuestro peregrinaje a través de los subterráneos y sus acechanzas,
entonces,
digo, cuando hayamos olvidado que alguna vez
temblamos
y cambiamos nuestras almas y cambiamos nuestros cuerpos;
entonces
que una lluvia muy fina nos limpie por dentro despacito
y nos
otorgue la sabiduría de poder amarnos de otro modo,
como en
un arrebato de nostalgia de otros mundos y sueños,
como si
recomenzara una danza antiquísima que brotó en el inicio.
De su libro Aldebarán,
Lumen, Barcelona, 2000,
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