Luis Miguel Rabanal
(España, 1957)
Carlos Edmundo de Ory traduce a Verlaine
Hueles de una manera diferente.
C. E. de O.
A los poetas no se les debería dejar solos
a partir de las cinco, es pronto para dilucidar
cuanto ocurre en sus cabecitas brumosas.
Los poetas son obvios
como los aguaceros y las ensoñaciones, igual
que los tulipanes cuando el sol no ha salido.
Los poetas recrean el cosmos pero para colmo
de males su respiración no descansa.
Para tanto sinsabor, para tanta perfidia
como trota en el pasaje de los precios posibles,
los poetas consiguen completar
parte de un poema perturbador, delicioso:
«Siempre es más amable el espasmo de aquel
que el nuestro, nos ata la cintura a su soga,
nos sube la tensión al unísono
y eso al regicida le da que pensar».
Dichosos poetas que nos confiesan sus horas
y nos faltan al respeto en un episodio
inflexible, el que menos apetece atender
junto a la Hortensia y la peladura del kiwi.
¿Estarán en disposición de transfigurarse
en este mismísimo instante los poetas
en avispas que franquean tan a sus anchas
la condenación?
A los poetas no hay quien les lea las manos.
De su libro
Tres inhalaciones
Tres inhalaciones
Amargord, 2014
Otros poemas de
Luis Miguel Rabanal
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Carlos Morales, "Un rostro en el jardín"
Col. Cuadernos del Mediterráneo.
Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2000.
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El Toro de Barro |
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