Esta niña iba en el último tren que los aliados evitaron que
llegara a Bergen Belsen, donde Elsa Langer estuvo confinada.
Las sombras
Las sombras enormes reían.
Todos corrían con valijas, vestidos de negro.
El aeropuerto estaba en la meseta.
El avión de acero esperaba con su boca y sus ojos verdes.
Todos corrían hablando lenguas diferentes.
– ¡Hay que tomar el avión!
Una careta blanca sonriente
y otra careta blanca sonriente.
– ¡El avión va a partir!
Todos corrían sobre el piso perfecto.
– ¡El avión va a partir!
Todos corrían.
– ¡Pasajeros, pasajeros!
Las sombras se morían de risa.
Todos corrían vestidos de negro.
Una careta blanca se acerca a otra, sonriente.
¡Hablan, hablan! lenguas diferentes.
Todos corrían, corrían.
Las maletas pesaban.
– ¡El avión va a partir!
Ligero, ligero el avión zumbaba.
Ligero, ligero el avión de acero
de boca cerrada, de ojos verdes.
Las sombras gigantes se morían de risa
mientras todos corrían, corrían.
– ¡Señores, el avión parte!
Zumbido y risas lo ocupan todo.
Los vestidos negros corren, corren
con sus caretas blancas sonrientes
mientras hablan lenguas diferentes.
Las sombras ocupan todo el cielo.
Se mueven muertos de risa, corren, corren.
El avión, el avión de acero zumba, zumba.
– ¡Por favor, señores, el avión parte. El avión se aleja!
Los hombres vestidos de negro apretando sus maletas
se sientan en el suelo.
Las caretas blancas, sonrientes cuelgan.
Las sombras se mueren de risa.
El avión se aleja. Es un punto.
El silencio es perfecto.
Los vestidos de negro fatigados
con sus caretas blancas colgando
estrechando sus aletas
esperan, esperan...
En el suelo yacen las sombras muertas.
Otros poemas de Elsa Langer
Otros pomas de la Shoa
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© De los poemas, Elsa Langer.
© De la versión, Carlos Morales y Ed. El Toro de Barro
© De Negra leche del alba, El Toro de Barro.
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
© De Negra leche del alba, El Toro de Barro.
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
1 comentario:
La alegría de la liberación, la que promete la vida, más allá del horror de la memoria que nunca permitirá olvidar. Gracias Carlos, por tu trabajo incansable en torno a esta temática dolorosa, pero necesaria de tener presente. Para que nunca más.
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