Liberación del campo de Bergen Belsen, el 15 de abril de 1945
(En
preparación)
Coro de los consoladoreS
Somos
jardineros y nos hemos quedado sin flores...
No podemos plantar en el
ayer un brebaje que sane
nuestro mañana.
En las cunas he envejecido
la salvia
ante los nuevos muertos,
y también el ajenjo estuvo
amargo ayer.
Las flores del consuelo
brotaron para morir temprano
y no alcanzan para el dolor
de un niño que llora.
Quizá un nuevo polen
arraigue en el corazón de
quien canta en la noche.
¿Quién puede consolar de
entre nosotros?
En lo más profundo del
desfiladero
abierto entre el mañana y
el ayer
un ángel pulveriza con sus
alas los rayos del dolor,
pero sus manos mantienen
separadas las rocas
del ayer y del mañana
como los bordes de una
herida
que debe aún permanecer
abierta
y que sanar no puede
todavía.
Los rayos del dolor
no dan tregua al campo del
olvido
¿Quién puede consolar de
entre nosotros?
Jardineros somos,
y nos hemos quedado sin
flores,
y estamos sobre una
estrella que luce,
y lloramos.
"Amo a mi amo"
"Coro de los consoladores"
"Quién vació la arena de vuestros zapatos"
"Estamos tan lastimados"
Grandes Obras de
El Toro de Barro
1 comentario:
Con toda la dulzura de que es capaz un corazón bien puesto, la autora nos narra aquello que bien quisiéramos no escuchar, sobre el horror de esa experiencia donde lo mejor y lo peor del hombre se hace evidente.
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