NamaSté
Ah, si fueras mi
hermano, criado
por los pechos de mi madre, yo podría
besarte en plena calle sin miedo a los desprecios,
te llevaría de la mano, te metería
en casa de mi madre,
y tú me enseñarías
y yo te daría el aroma de mi vino
y tú beberías del licor de mi granada...
por los pechos de mi madre, yo podría
besarte en plena calle sin miedo a los desprecios,
te llevaría de la mano, te metería
en casa de mi madre,
y tú me enseñarías
y yo te daría el aroma de mi vino
y tú beberías del licor de mi granada...
El Cantar de los Cantares
(Versión de Carlos Morales)
Yo saludo al dios que está dentro de ti,
que se oculta en tu vientre
y me mira a través de tus ojos.
Y dime si conoce
placeres orientales,
o si es un dios cristiano
que usa túnicas pobres y sagradas.
Si es joven o si es viejo,
si es inexperto o sabio.
Cuántas puertas abrió
al salir de la casa de su madre.
Porque deseo que se reencarne en mi,
que traspase mi cuerpo y que me habite.
Dime cuál es su diosa,
si se oculta detrás de siete velos
o si viaja desnuda.
Como detrás del fuego
se mostrará mi dios,
el que viaja en cóndores
y pinta gacelas
sobre el tiempo de la carne.
Él te conducirá al templo de mi diosa
la que se oculta en mi mirada y reza
por el escapulario de tu cuerpo,
la que viene del mundo de las sombras
para ofrecer cobijo a los amantes.
Y así con mi plegaria y tu deseo
en una red de almas y un abrazo
de cuatro dioses, nos alcance la luz.
que se oculta en tu vientre
y me mira a través de tus ojos.
Y dime si conoce
placeres orientales,
o si es un dios cristiano
que usa túnicas pobres y sagradas.
Si es joven o si es viejo,
si es inexperto o sabio.
Cuántas puertas abrió
al salir de la casa de su madre.
Porque deseo que se reencarne en mi,
que traspase mi cuerpo y que me habite.
Dime cuál es su diosa,
si se oculta detrás de siete velos
o si viaja desnuda.
Como detrás del fuego
se mostrará mi dios,
el que viaja en cóndores
y pinta gacelas
sobre el tiempo de la carne.
Él te conducirá al templo de mi diosa
la que se oculta en mi mirada y reza
por el escapulario de tu cuerpo,
la que viene del mundo de las sombras
para ofrecer cobijo a los amantes.
Y así con mi plegaria y tu deseo
en una red de almas y un abrazo
de cuatro dioses, nos alcance la luz.
Café
Central, antología
(Lima
,Perú)
Revista
Isla Negra 2005
Otros
poemas de
Verónica
Pedemonte
«Amanda»
«Muerde»
«Pumas»
«Namasté»
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
|
Libro
recomendado
Cuando tocó mi mano con sus dedos,
cuando mordió mi mano
y dejó sus labios caer sobre mi boca
como una manzana, había nubes
cabalgando encima de la tierra,
y el fuego de su alma se agitaba
como el relámpago de una tormenta de verano.
No era un espejismo, no: la tierra era
un mar sediento y encrespado,
y cuando la abrazó la lluvia, mi corazón
se llenó de guitarras, y se atrevió a cantar.
cuando mordió mi mano
y dejó sus labios caer sobre mi boca
como una manzana, había nubes
cabalgando encima de la tierra,
y el fuego de su alma se agitaba
como el relámpago de una tormenta de verano.
No era un espejismo, no: la tierra era
un mar sediento y encrespado,
y cuando la abrazó la lluvia, mi corazón
se llenó de guitarras, y se atrevió a cantar.
Shamer Khair
1 comentario:
Maravilloso este poema, Carlos, Verónica. Al esa parte divina que todos llevamos dentro y que está allí para compartirla, como una llamita de vela que pasa de mano en mano.
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