María Rosa Maldonado
El Zumbido de Dios
ardiente
levadura de la nada señora de las flores
ahora
la casa está
cubierta de paños
tapada por el
grueso lenguaje de la muerte -como otra-
y se cierra
a la ventura de
las azaleas al esmerado estallar de las violetas
y a todo lo que
tocaba por tu mano tocado
y era un
fragante tembladeral
suelto en el
aire azuloso de este mundo
pero aun
todavía -como una luz por debajo de la puerta-
regresas cada
noche a comer de mis manos
vienes y comes
y comes en la noche con la boca de un
dios
y la paciencia
de los animales
imago
oh imago de
todos los confines del reino
*imago:
insecto que ha experimentado su última metamorfosis y que ha alcanzado su
desarrollo perfecto.
Grandes Obras de
El Toro de Barro
2ª Edición.
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
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En todo lugar
hay un precipicio para
los valientes
y una sombra para los
exhaustos
y un manantial
volcando su frialdad.
En todo amanecer
hay rocío para los
temblorosos
y luz para los amantes
y frías piedras y
salvajes pastos.
En todo anochecer
hay sosiego para los
tempestuosos
y liviandad para los
solitarios
y una roca para los
que yacen al final del camino.
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