Jorge Luis Borges
(Argentina, 1899–1986)
El rio que invocaste
Somos el río que invocaste, Heráclito.
Somos
el tiempo. Su intangible curso
acarrea
leones y montañas,
llorado
amor, ceniza del deleite,
insidiosa
esperanza interminable,
vastos
nombres de imperios que son polvo,
hexámetros
del griego y del romano,
lóbrego
un mar bajo el poder del alba,
el
sueño, ese pregusto de la muerte,
las
armas y el guerrero, monumentos,
las
dos caras de Jano que se ignoran,
los
laberintos de marfil que urden
las
piezas de ajedrez en el tablero,
la
roja mano de Macbeth que puede
ensangrentar
los mares, la secreta
labor
de los relojes en la sombra,
un
incesante espejo que se mira
en
otro espejo y nadie para verlos,
láminas
en acero, letra gótica,
una
barra de azufre en un armario,
pesadas
campanadas del insomnio,
auroras,
ponientes y crepúsculos,
ecos,
resaca, arena, liquen, sueños.
Otra
cosa no soy que esas imágenes
que
baraja el azar y nombra el tedio.
Con
ellas, aunque ciego y quebrantado,
he
de labrar el verso incorruptible
y
(es mi deber) salvarme.
De su libro
La cifra
1981
Otros poemas de Jorge Luis Borges
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Aurora Luque, "Portuaria. Antología 1982-2002" Col. «La piedra que habla» Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed. Tarancón de Cuenca, 2002 Agotado |
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