Elegía
Lo profundo es la sangre aquí dentro,
cintas y más cintas de glóbulos errantes,
discos que fluyen intramuros con lavas caudalosas,
el líquido hormigueo de las venas
como galería de espejos
donde vida y sueño se replican eternamente.
El muchacho que leía en la luz aterida del norte
sigue leyendo bajo acacias africanas
y ve cómo su sombra es su hija, la sombra de su
hija.
Las palabras se hicieron savia,
nervadura,
áspera corteza bajo la cual bullían
esquinadas metamorfosis: él mismo.
Entretanto, la sangre siguió girando a ciegas,
abriendo espacio en el espacio de un cuerpo
—páramos, ciudades, dormitorios y oficinas,
demonios y esplendores.
¿Qué importa si hubo vértigo, si el baile
fue a veces aquelarre,
premonición de ruina?
Ahora sólo escucha el parpadeo de las ramas
y la carne de su carne ensanchando el presente.
Lo profundo es la luz aquí dentro.
De su libro
Poética y poesía
2008
Grandes Obras de
El Toro de Barro
encendidas. Hay un poco de vino
en la alacena, el café está reciente
por si me demoro y te vence el sueño.
Acaso estés aquí cuando regrese,
arropada en el sofá con mi manta
de viaje, reconfortada, quizá
complacida del mundo en su belleza,
sabiendo que hay una técnica pura
en esta maravilla de estar vivo.
en esta maravilla de estar vivo.
Y si no estás, bendito sea el tiempo
en que estuviste. Sólo he de abrir
los postigos para que fluya el agua
llovida en la memoria. La luz, pronto,
dejará en las paredes una sombra
que llamará en sus labios con tu nombre,
contenta de estar en casa de nuevo.
contenta de estar en casa de nuevo.
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Juan Ramón Mansilla
Juan Ramón Mansilla
3 comentarios:
Interesante poesía.
Saludos.
Mis respetos, Carlos. Un fuerte abrazo
Mis respetos, Carlos. Un fuerte abrazo. Gracias por el esfuerzo.
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