Héctor Berenguer
(Argentina, 1948)
Sonata de otoño
Es tarde.
ya sé
que no vendrás, madre.
El niño
ávido que fui
interroga
lo improbable del recuerdo
que en
dos historias
parte
mi vida.
Yo me
arrojé al abismo, madre.
Te
llamo aún como cuando era de noche y tenía fiebre.
Nunca
pude conformarme...
Siento
a veces que vivir
es una
venganza contra lo que se ha vivido.
Es
sábado y estoy solo,
es la
hora en que se detienen los relojes,
la
insoportable hora del suicida y del bendito.
Desde
las antiguas fotos la vida parece un sueño eterno.
¿Es,
acaso, lo más amado lo que nos hace vulnerables, lo que nos detiene?
Releo
cartas imposibles de descifrar
la
escritura minúscula y ligera
hecha
en noches como ésta, donde no se tiene nada que perder
porque
todo se fue perdiendo lentamente entre nosotros:
confesiones
en francés, taquigrafía rápida y difícil
manchada
con latines y citas de la biblia
para
que nadie entendiera tu misterio;
te veo
más tarde ya vencida con las uñas moradas
mientras
yo enfermaba por cualquier motivo.
Es duro
decirlo,
pero no pude volver jamás de tus minsterios.
Es éste un cielo negro donde la vida existe sólo en la escritura.
pero no pude volver jamás de tus minsterios.
Es éste un cielo negro donde la vida existe sólo en la escritura.
Poemas
escogidos de
Héctor
Berenguer
Grandes Obras de
El Toro de Barro
El Toro de Barro |
No hay comentarios:
Publicar un comentario