Una nube en Sodoma
Después de tu noche, la
noche del último invierno,
la calle del mar está vacía de vigilantes y
ninguna sombra me sigue, tras secarse tu noche
en el sol de mi canción. ¿Quién me dirá
ahora: deja el ayer y sueña con todo
tu inconsciente libre?
Mi libertad está ahora sentada junto a mí,
conmigo, en
mis rodillas, cual gato doméstico. Me mira y
mira lo que
me has dejado del ayer: tu chal
lila, un vídeo de Bailando con lobos y un collar
de
jazmín en el musgo del corazón...
¿Qué hará mi libertad después de tu noche,
la noche del último invierno?
Una nube partió de Sodoma a Babel
hace siglos, pero su poeta, Paul
Celan, se ha suicidado hoy en el río de París.
No me llevarás al río de nuevo. Ningún vigilante
me preguntará: ¿Cómo te llamas hoy? No
maldeciremos
la guerra. No maldeciremos la paz. No escalaremos
la tapia
del jardín buscando la noche entre dos sauces
y dos ventanas. No me preguntarás: ¿cuándo
abrirá
la paz las puertas de nuestra fortaleza a las
palomas?
Después de tu noche, la noche del último
invierno,
Los soldados han instalado su campamento en un
lugar lejano,
una luna blanca se ha posado en mi balcón
y mi libertad y yo nos hemos sentado, en
silencio, contemplando nuestra noche.
¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo después de tu
noche,
la noche del último invierno?
Poemas extraído de
El lecho de una extraña (1999)
Otros Poemas de Mahmud Darwish
"El último tren se ha parado"
Quién soy sin exilio
Una nube en Sodoma
Libro
recomendado
PVP: 8 euros
Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
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No era nuestro el tiempo. Era de otros que fueron
nosotros
sin cicatrices, sin velos, casi desnudos.
Otros cuya piel era dorada ,
mundo con luz y menor sobresalto (…)
No aceptamos la forma que tuvimos.
Es sólo un rumor
que rinde su presencia
con sombras que nadie reconoce.
De nada sirve saber en dónde estamos:
La realidad conserva en sus umbrías
resplandores de una luz que no nos pertenece.
Vivir es costumbre,
fulgor fingido,
ilusión de ver entre tanta ceguera.
Otros poemas de
3 comentarios:
Excelente poema ¿cuándo abrirá
la paz las puertas de nuestra fortaleza a las palomas?
Este es de esos poemas ante los cuales uno queda en silencio, trepado sobre las palabras, desasistido de alfabetos, guarecido en una noche que alguna vez despierte del invierno.
Mahmud Darwish contribuye, con estos versos, a que nos planteemos: ¿cuál es el sentido de la vida?. El haber reconocido que estamos cogidos, en tanto que hombres, en un proceso cósmico de concentración físico-psíquica es, al mismo tiempo, plantear científicamente el problema del Porvenir. En efecto, ¿no tenemos ya ahora, en sus grandes líneas, la ley interna de nuestro desarrollo?. ¿No basta con prolongarla para saber qué es lo que llegaremos a ser?. Esta apariencia de corte entre el Presente y el Pasado (apariencia debida a la lentitud de la corriente que nos arrastra) es la que, en lo sucesivo, debemos eliminar en nuestras perspectivas. Dejemos aun lado al individuo y ocupémonos de la colectividad humana. Ningún individuo conseguirá en adelante amasar por sí solo el pan cotidiano. La Humanidad se constituye cada vez más como un organismo dotado de una fisiología y de un 'metabolismo común'. Por consiguiente, alrededor de nuestras vidas particulares va estableciéndose irresistiblemente una Vida humana general. Ahora bien, no se trata de una vaga 'simbiosis'que asegura simplemente, mediante una ayuda mutua, la subsistencia o incluso la expansión individual de los miembros de la comunidad. De la asociación así establecida emergen ya ciertos 'efectos' especificamente propios de la Colectividad. No prestamos atención a esos efectos. Y, sin embargo, los ejemplos se multiplican en torno a nosotros.(Tomemos simplemente el caso de un avión o el de una 'radio' o el de un aparato 'Leica'; y reflexionemos en lo que esos objetos presuponen para existir, de física, de química y de brazos, de cerebro y de manos) Por construcción (nunca mejor dicho) cada uno de esos aparatos no es, y no puede ser, más que el resultado convergente de disciplinas y de técnicas innumerables, cuya asombrosa complejidad ningún obrero aislado podría dominar. En su concepción y en su realización, esos objetos familiares no suponen nada menos que un organismo reflexivo complejo, que actúa per modum unius, como un único sujeto: obra ya no solamente del hombre, sino de la Humanidad.¡En lo sucesivo el hombre podrá ya pensar solo! La idea de célula o de herencia-, la idea de Humanidad e incluso la de Dios, no las posee nadie en particular ni las domina. Todo lo que piensa, como todo lo que trabaja, por el hombre y por encima del hombre, es también una Humanidad. Puede decirse que la Naturaleza trabaja para fabricar 'la unidad o grano de pensamiento' en la dirección de un 'pensamiento de pensamientos'. Hasta el Hombre es hacia donde parece decididamente que, según las leyes de alguna hiper-química gigantesca, seamos lanzados ahora, cada vez más alto en el abismo de los infinitamente complejos.
Síntesis humana: magnífica empresa; pero también operación delicada y larga, que no puede llegar a buen fin (como cualquier otro esfuerzo de la Vida)más que a través de múltiples tanteos y tras mucho sufrimiento. En lo que afecta a corazones y a cerebros, más aún que en lo que afecta a los átomos, no toda forma de combinación puede ser buena en sí -no lo olvidemos-. Para un tronco humano que ha conseguido forzar el umbral de la Reflexión, ¡cuántos millones de otros phyla han abortado!. El problema que se plantea económica y socialmente al Hombre moderno es descubrir, entre las diversas formas posibles de colectivización que se abren ante él, cuál es la buena, es decir, aquella que prolonga más directamente la Psicogénesis (o Noogénesis) de la que ha salido.
¡Evitar los callejones sin salida y encontrar hacia adelante la salida de la Evolución!Los últimos versos calan de un modo palpable; no es sino un reflejo tangible de una 'toma' psicológica todavía más profunda de solidaridad. Es una Síntesis.
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