La mujer del farero
Cuando arrojó
a los peces de su reino
ciñó la tristeza al faro, se le murieron
los hijos, los pechos, las entrañas.
Suyo era el gesto preciso de inclinar
la cintura hacia el ocaso,
cimbrear las mareas domesticando
el pulso circulatorio de las aguas.
La tarde trajo aquilones homicidas,
desmelenada cola de pescado,
un golpe de roca entre los dientes.
Un día de su pecho huyose el mar,
bandada de gaviotas alejándose.
Hallaron su blusa en la escollera.
El viento en el mar.
El mar en su seno.
Su seno ondeando
sin ton ni son,
camisa loca.
De su libro
Abriendo esta ventana,
encontrarás otros poemas
de Felina calma y oleaje; levantando estas
cortinas, hallarás una amplia antología
de su obra; y traspasando esta puerta, accederás a
una seguramente incompleta bibliografía de esta Poeta
de El Toro de Barro.
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© El poema de, Mercedes Escolano
En caso de reproducción, rogamos se cite
la autoría.
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