Sarcófago de Al-Fayum
Albert Tuges
(España, 1947)
Estrategias para brindar en el cementerio
Con tantas flores en la boca, es imposible hablar y brindar, señala la
novia muerta.
Por otra parte, ella no puede florecer si no tiene flores frescas en la boca.
El novio le extrae algunas de las flores, aquellas que ya se han marchitado.
Merced a este vacío alrededor de las flores frescas, pueden hablar de sus cosas
y brindar otra vez con un botellín de champán.
Ella bebe de la copa de cristal a pequeños sorbos, para que las flores no se
mojen con el champán. Un poco de lluvia y agua de la fuente refrescan más las
flores frescas.
Las flores que nacen en el cuerpo de la novia muerta, sólo necesitan un lugar
de luz, unas gotas de lluvia y el eco del sonido de las palabras ausentes.
Y que alguien, de vez en
cuando, corte les flores marchitas de la boca y abra un hueco entre las flores
frescas para que el brindis sea bien aprovechado, y que no gotee la copa de
champán fuera de los labios de la novia muerta.
De todos modos, no se pierde nada. Si alguna gota resbala burbujeando y se
escapa al suelo, al día siguiente habrá en la tierra otra flor al lado de los
labios de la novia muerta.
Ella, también, por delicadeza perdió la vida. La hojas y las flores lo
adivinan, se inclinan sobre sus labios y perfuman el silencio. Las palabras
ausentes repican en árboles y rocas. Resuenan más allá de los bosques, y los
pájaros las cantan en el mar.
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Ángel Crespo, Oculta transparencia (Antología, 1950-1959)
Prólogo Toni Montesinos
Col. «Mayor de poesía»
Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed.
Tarancón de Cuenca, 2000.
edicioneseltorodebarro@yahoo.es |
1 comentario:
Hermoso poema para un dolor mayor. Quien conoce a Albert y esa su Pensión donde todo ocurre en ese panal entretejido de diferencias y amor, de puertas abiertas, sabe bien calibrar el tamaño de la herida de su pérdida. Ese golpe seco del vivir que a veces nos aguarda sin imaginarlo. Allí en esa Pensión Ulises tengo el inmenso privilegio de ocupar una habitacion desde hace mucho, Y desde alí he procurado sembrarle estrellas al corazón de las flores, con el sueño de que sepa Alber que a quien se ama y es amado, no hay separacion posible. Ni ausencia que borre lo vivido. ¿De qué otra manera podrían cumplirse esas estrategias para brindar en el cementerio? Ese brindis hay que llevarlo donde vayas, Albert, porque ella jamás dejará de iluminar tu interior.
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