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Jesús Aguado
Carta de Rilke a Merline
(Baladine Klossowska)
Llevo meses mirando trabajar a una puerta.
Lo he abandonado todo: los libros, los paseos,
la tarea imposible de atarme los cordones.
Me fascina el imperio que demuestra
sobre su propio espacio: nadie puede
ignorarlo, invadirlo, desterrarla,
como si fuera sólo un objeto sin luz,
sin un riesgo mortal: que ella misma le encierre:
o en el mundo de afuera donde acecha el león
o en el mundo de adentro donde acecha
la ausencia del león.
Un puerta recorre su elíptica con aires
de planeta, y también
es hembra y macho a un tiempo como todos los astros.
Hay que pactar con ella, es decir, aceptar
que existe el universo y unas leyes eternas:
que el cuerpo es una puerta, que Dios es una puerta,
que una puerta es un cuerpo y que una puerta es Dios,
que todo es una puerta y que una puerta es todo.
Traspasarla es tan fácil y a la vez tan difícil
como mover un ojo o respirar
pues sólo está al alcance de los vivos.
Esa puerta que llevo tantos meses mirando
trabajar eres tú, y cuando al fin me entregue
su corazón,
esa dulce constancia sideral,
ya podré aproximarme, cruzarte y descubrir
el otro lado de las cosas.
Grandes Obras de
El Toro de Barro
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