Isla Correyero
Los límiteS
Necesitamos testimonios que
enciendan en nosotros
el
recuerdo de lo más profundo.
Cuando
éramos niños teníamos un margen de conciencia
dedicado
al Resplandor.
Podíamos
ver más allá de los nombres y las cosas. Arder de
amor
por los pobres y los muertos. Visitar regiones
invisibles
atravesando las azules tinieblas de las
habitaciones.
Traíamos
de aquellos límites –siempre frágiles– descalzos
los
pies, una peligrosa tristeza y extrañas imprecisiones en
el
vocabulario.
Y,
cerrando los ojos, volvíamos a ver con claridad lo que
habíamos
penetrado
y
descansábamos, como dormidos, en el regazo de nuestra
madre
que
nos creía y jugaba con nosotros, otra vez, a retirarnos
de
la muerte.
De su libro
Crímenes (1993)
Otros
Poemas de Isla Correyero
"La ambulancia" * "Truchas"
"Los límites" * "Terminal"
«Diario de Honor de una funcionaria nazi»
"Diario de una enfermera: 23 de junio de 2003"
Grandes Obras de
El Toro de Barro
2ª Edición.
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
|
Cuando tocó mi mano con sus dedos,
cuando mordió mi mano
y dejó sus labios caer sobre mi boca
como una manzana, había nubes
cabalgando encima de la tierra,
y el fuego de su alma se agitaba
como el relámpago de una tormenta de verano.
No era un espejismo, no: la tierra era
un mar sediento y encrespado,
y cuando la abrazó la lluvia, mi corazón
se llenó de guitarras, y se atrevió a cantar.
cuando mordió mi mano
y dejó sus labios caer sobre mi boca
como una manzana, había nubes
cabalgando encima de la tierra,
y el fuego de su alma se agitaba
como el relámpago de una tormenta de verano.
No era un espejismo, no: la tierra era
un mar sediento y encrespado,
y cuando la abrazó la lluvia, mi corazón
se llenó de guitarras, y se atrevió a cantar.
Shamer Khair
No hay comentarios:
Publicar un comentario