La luna real
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Una vez, en Venecia, fotografié el cielo. Era invierno y su textura amarillenta se asemejaba a la tierra seca y quebrada. Ahora no tengo cómo probar que se trataba efectivamente de Venecia y que no estaba enamorado. Ni siquiera puedo asegurar la veracidad de esta otra breve historia: en un zoológico un niño de cuatro o cinco años corre hasta el letrero en el que han dibujado un elefante y exclama: “¡miren, un elefante!”. Sus padres no logran convencerlo para que mire a los elefantes que se pasean más allá de la zanja. “Miren, un elefante...” - susurra. Permanece por más de una hora junto al letrero. Cuando llega, por fin, el momento de marcharse, se alza en puntas de pie y besa la frente del animal.
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© Alex Epstein
© De la traducción, Gerardo Levin
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
Aconsejamos detenerse en el blog de Gerardo Lavin,
uno de los más completos de los dedicados a la poesía hebreo contemporánea.
Alex Epstein nació en Leningrado (San Petersburg) en 1971 y migró a Israel a la edad de ocho años. Ha escrito cuatro colecciones de historias breves y tres novelas. Su obra ha sido traducida a al inglés, francés, español, ruso, griego, holandés, croata e italiano. Obtuvo en 2003 el Premio Primer Ministro de Literatura. En 2007 participó en el programa internacional de escritura en la Universidad de Iowa. En 2010 fue escritor residente en la Universidad de Denver. Enseña escritura creativa en Tel Aviv.
1 comentario:
Los sueños se tornan realidad y la realidad sueños porque todo está en nuestro interior, en nuestros sentidos, en nuestra mente y en nuestra necesidad de recrearlo todo.
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