Pobre Laila
(Traducción de Carlos
Morales y Javier
Semprún)
La
pobre Laila estaba dormida
cuando
ellos la encontraron
muerta.
A
su derecha, un espejo
devolvía
el brillo de sus ojos
inmóviles.
Nadie
lloró entonces
en
la casa, nadie gritó,
nadie
dijo "sí, sólo Él".
Ella
nada escuchó.
tampoco
nadie la llevó
sobre
sus hombros
-"Dios
es uno,
Dios
es uno"-
No
te está permitido elevarte
más
allá de las altas sombras.
No
te está permitido dar un paso
más
allá de tus vestidos.
No
te está permitido abandonar
a
solas tu corazón,
ni
regar tampoco tus jardines.
No puedes hacerlo,
lo
tienes prohibido.
Pero
hay algo que sí puedes
hacer,
ojo mío:
llorar.
Del libro
El Toro de Barro,
Tarancón de Cuenca 2002.
"La Tormenta" "Tarde o temprano" "Pobre Laila"
"El abismo" "El fuego de la tribu" "Algún día"
2ª Edición.
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
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no apuntéis vuestros fusiles
sobre mi alegría,
contra la que no vale la pena malgastar
ni lo que cuesta un cartucho.
Lo que veis
ágil y rápido como una gacela,
huyendo en todas direcciones como una perdiz
no es alegría,
creedme,
sobre mi alegría,
contra la que no vale la pena malgastar
ni lo que cuesta un cartucho.
Lo que veis
ágil y rápido como una gacela,
huyendo en todas direcciones como una perdiz
no es alegría,
creedme,
mi alegría nada tiene que ver con la felicidad...
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2 comentarios:
Magníficos versos Carlos, parecen sencillos, pero son inmensos y de una profundidad sin límites.
Conmovedor poema.
Lu Folino
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