Rainer María Rilke
Canción de amor
¿Cómo sujetar mi alma para
que no roce la tuya?
¿Cómo debo elevarla
hasta las otras cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.
Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,
nos une, como un golpe de arco,
que una sola voz arranca de dos cuerdas.
¿En qué instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!
1 comentario:
Voy a suponer que es una rosa, mi flor preferida (también lo es la violeta), y así podré decir como este proverbio chino:
“Siempre queda un poco de fragancia, en la mano de quien da una rosa.”
Pero también tiene su propio mensaje esa sencilla margarita, sostenida por esas callosas y curtidas manos. La imagen es ya un poema en sí misma.
El poema de Rilke es inmenso.
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