Autor
anónimo
Canto de despedida
El
amor de una mujer es la sombra de una palma sobre la arena.
El
amor del hombre es el único simún que puede romper esa palma y fijar, así, su
sombra...
¡Oh,
Messauda!
!En
la noche de tu tumba recuerda el jardín solitario adonde te conduje un día!
Era un jardín engarzado entre murallas tan altas que las cimas de los árboles no podían superar,
un jardín que creía entre murallas blancas,
Era un jardín engarzado entre murallas tan altas que las cimas de los árboles no podían superar,
un jardín que creía entre murallas blancas,
como
una esmeralda escondida en la flor de los magnolios...
¡Ay, Messausa, Messauda!
¡No
olvides la mañana en que te doblegaste bajo el peso de mi amor,
como
una palma bajo el simún!
Pero a fuerza de soplar, el simún ha cubierto ya la rama que rompiera...
¡Oh, mi larga palma, que la arena
sea
ligera y no pese ya sobre tu tumba
Traducido de la edición
francesa de
El jardín de las caricias,
De Fanz Toussaint
"La voluptuosa" "El sueño de los lebreles" "El alfarero"
"Canto de despedida" "La serpiente" El alfarero
"La bailarina" "La batalla" "El Vencido"
"La canción del guerrero" "La arena"
Grandes Obras de
El Toro de Barro
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
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En todo lugar
hay un precipicio para
los valientes
y una sombra para los
exhaustos
y un manantial
volcando su frialdad.
En todo amanecer
hay rocío para los
temblorosos
y luz para los amantes
y frías piedras y
salvajes pastos.
En todo anochecer
hay sosiego para los
tempestuosos
y liviandad para los
solitarios
y una roca para los
que yacen al final del camino.
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1 comentario:
Maravilloso poema.
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