Carlos Morales
El animal oscuro
Para César Cortijo, ese extraño animal...
Hablo de un jardín, de un jardín secreto
habitado por el rostro de los inocentes,
rostros que fueron y sólo sombras son,
rastros solos con ojos esculpidos
que no queman la luz que entonces nos pintaba,
cautas bocas que nada besan ya,
ni saben
ni preguntan
ni contestan.
Y nos vemos pasar, hacia arriba volver
allí donde los pájaros; y nos vemos al lado
de una lumbre que canta mientras cerca
se escucha el aullido de un lobo
arañando su sombra detrás de los cristales.
Y nos vemos alzar como un trofeo de guerra
el primer vestido al cielo,
y nos vemos arder como una encina seca
en brazos de muchacha que tiemblan asustados,
y unas ingles celestes con vino dentro aguardan,
el vino que no cesa ni llena nunca el vaso
que deja una mujer cuando dice mirarte
y sólo te contempla para verte pasar,
como un toro embestir, como un ciego
entrar, morir en sus dominios...
Pero pronuncias un nombre, y nadie te contesta.
Alargas la mano, y nadie te la toma.
Todo es ya claudicación, inválida ternura
en esta rada oscura de todo cuanto amamos
y dejamos pasar solamente por miedo.
Y en medio nuestra culpa, ese oscuro animal
que siempre está esperando
al hombre que contempla su jardín perdido
con la vana esperanza de su resurección.
Melancólico jardín que la vida arrasara:
2 comentarios:
Este poema es del 2000. Y tu tristeza es tan ancestral como los pájaros. ¿Y cómo no serla para quien rasga las pestañas del mundo y junto a la belleza inalcanzable que se muestra a cada paso, un morir persistente se interpone, como un destino, que no logramos torcer? Pero leerte es siempre caminar en dirección a las quimeras. Porque ¿qué más hemos de hacer con el dolor? Un abrazo.
Desolador este vacío jardín secreto. Me recordó esa imagen de verdes tinieblas que tengo en mi blog: Forgotten.
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