Cariño, anoche soñé que la noche
me envolvía con hilos
de araña,
invisibles, pegajosos,
semejantes al encaje
de tu saliva en mi
piel.
Demasiada labor para la
noche.
Ahora estás atrapado,
susurraste, igual que
una mosca.
Podrías haber cortado
los hilos
pero dijiste que a lo
largo
de la vida habría
siempre
una mosca convulsa
y una araña que apresta
el veneno.
Así de simple, ley de
vida.
Anoche lo soñé cariño
y no puedo decir que
fuera
terrible, que ni
siquiera sudase,
más bien resultaba
agradable estar así,
leve pero firmemente
sujeto
por algo que era más
que un destino
mientras tú me mirabas
inmóvil.
Anoche, sí, anoche.
Un sueño que cortó la
mañana.
Acabo de tomarme el
café
y fumar el primer
cigarrillo.
Es curioso cariño las
vueltas
que dan las cosas:
hay una telaraña en el
techo,
parece frágil (debió
de tejerse durante la
noche),
y una mosca cautiva.
Estás atrapada,
le he dicho, igual que
yo estuve.
Sus sacudidas iniciarán
pronto
la secuencia: la araña
asoma
por un ángulo, se
acerca
con calma, observa, hay
tiempo
hay tiempo y aún falta
lo más complicado:
inocular la ponzoña,
envolver a su presa.
Una función de un solo
acto,
ser el comensal o la
vianda.
Una vez y otra
hasta que la historia
concluye
y alguien aplaude
y vuelve a su casa.
Así de simple.
Podría romper la tela,
burlar a la parca,
dejar sin cliente al
barquero;
pero como dijiste,
cariño,
a través de la vida
siempre habrá otros
hilos,
otra araña y una mosca.
De
su libro
(Biografía
del poeta, Comentarios
y reseñas de su obra literaria yTítulos
del autor editados por El Toro de Barro..
_________________________________________
© El poema, de Juan Ramón Mansilla.
© Del libro, El Toro de Barro.
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
3 comentarios:
Un poema que ni el mismo Borges, tan inquietante él, hubiera desdeñado escribir.
Muchísimas gracias, Antonio. Es mucho más que un halago lo que me haces. Un abrazo grande, grande.
Es un poema que incomoda, que aturde, que atemoriza. Es un poema negro. Quiero felicitar a Juan Ramón porque poemas así no se encuentran facilmente, y a Carlos Morales, porque demuestra haber tenido contigo un ojo clínico que pocos saben tener. No sólo por el libro, que adquirí en la librería Hiperión.
Lupe.
Publicar un comentario