Ahora
que las tormentas y mediodías
se alejan.
Era el verde del olivo
y la hoja trémula,
la luz ardiente
y los fulgores de plata
reverberantes.
Eran el abandono
y la ofrenda
sobre el suelo
amarillo y polvoriento
entre dos azules húmedos,
transparentes,
infinitos.
Breve, intenso, inmenso.
ResponderEliminarSí, sí, sí, maravilloso!
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