jueves, 21 de junio de 2012

"La casa de arena" de Héctor Berenguer

Desierto del Sahara, por Oriol Alemany

La casa de arena




Gusto a sal en la boca,
principio y fin de todas las cosas.

Cuando el verano termine
el viento me tallará como a una duna.

Mi arrepentimiento es no terminar a tiempo
y que mis deseos permanezcan más allá de mí mismo.

Anoche tuve un extraño sueño…
podía ver pasar la vida como se da la mano o la espalda.

Las cosas cambian de sentido
y con ellas se detiene todo lo previsto.

Hay otro mar e irrumpe en sueños su larga travesía,
piedra horadada que recoges lo que el cielo desprecia.

Vulnerable es el hombre hecho a la altura de su luz.

Cuado era un niño
solía susurrar exigente el término del miedo
Ahora, cuando llamen por mí,
habré desaparecido

Amo este día porque todo se pierde.

El estar aquí nada más que por nada
cautivo y libre en un instante eterno.

Siento la vida extrañada como si fuera de otro.
¿Acaso no soy ya la sombra de mí mismo?


Otros poemas de Héctor Berenguer
 
Grandes Obras de 
El Toro de Barro

 

PVP: 10 euros
Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
Puedes entrar. He dejado la puerta
abierta, la luz, la calefacción
encendidas. Hay un poco de vino
en la alacena, el café está reciente
por si me demoro y te vence el sueño.
Acaso estés aquí cuando regrese,
arropada en el sofá con mi manta
de viaje, reconfortada, quizá
complacida del mundo en su belleza,
sabiendo que hay una técnica pura
en esta maravilla de estar vivo.
Y si no estás, bendito sea el tiempo
en que estuviste. Sólo he de abrir
los postigos para que fluya el agua
llovida en la memoria. La luz, pronto,
dejará en las paredes una sombra
que llamará en sus labios con tu nombre,
contenta de estar en casa de nuevo.





"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci





 
 
 
 
 
 
 

1 comentario:

  1. El poema es como ese balance final que se hace sólo cuando estás frente a la muerte.

    Los, para mí, mejores versos:
    "El estar aquí nada más que por nada
    cautivo y libre en un instante eterno.

    Siento la vida extrañada como si fuera de otro.
    ¿Acaso no soy ya la sombra de mí mismo?"

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