viernes, 8 de junio de 2012

"Escribía", de Jesús Maroto










EscribíA



Para Santiago Sastre


Recuerdo que de poeta adolescente
no fumaba. Escribía.
No viajaba. Ni me enamoraba.
O sí.
Pero escribía.
Escribía largos poemas automáticos.
Y otros libres y pequeños.
Tampoco bebía.
Ni me acostaba con el maestro.
O con la poetisa cuarentona y viciosa.     
Mientras ellos iban de caza,
yo escribía.
Escribía pequeños poemas
experimentales. Y otros     
libres y de larga cabellera.

Después, el Azar dispuso abandono,
desdicha y comienzo.
Probé mi primer cigarrillo
–crudo e hiriente– extranjero
en el filo de la nostalgia.
Enamoré a mujeres de otros
que me enseñaron a huir
sin moverse del sitio.
Pero no escribía.
Inicié la senda de los poetas malditos.
Jugué con la muerte.
(Ven que todo es un sueño)

Pero no escribía ni un solo verso nuevo
por no molestar a los que conmigo viajaban:
Versos valientes.
Mientras yo me reía de todas las musas
ellos saltaban de bolsillo a bolsillo de mis camisas
para recordarme
al poeta adolescente que los parió.

No importaba ser feliz. Caer. Levantarse.
(Volver a crear la vida con materia de vida).
Y así, sin alardes, el retorno fue
la propia ausencia hecha movimiento.

Regresé
y pareció que nunca había estado.
Recuerdo a los que se quedaron.
Ya no eran los mismos.
Hubo en su torpe y áspero saludo
la expresión de una derrota.
La poesía nos había separado.

Y cuando después de desandar lo andado,
y de escribir versos embusteros,
creí recobrar la razón
(la de poner los pies en el suelo)
me encuentro con un poeta como tú.
Poeta de quitarse los zapatos
para ver si alguien nos sostiene debajo.

Por eso te cuento todo esto
–casi mi vida entera–.
Y antes de que definitivamente me pierda
en la nebulosa calma de un traje nuevo,
te comunico también mi último verso,
el más comprometido.
Y te dibujo al pie un pájaro
E insisto para que no taches en tu agenda
la posibilidad de entenderme.
Y si ocurre que la suspicaz poesía me abandona,
aún me quedarán tus versos.
Con ellos construiré un hotel
cerca del mar y la montaña.
Y te invitaré a pasar largas temporadas.
Lejos de los poetas que para entonces
aún no sepan enseñarnos
"el gregoriano que escriben
las raíces de la tierra".







Jesús Maroto

La verdad se complica

Ediciones El toro de barro
Tarancón de Cuenca, 2001
PVP: 8 Euros




Pedidos a

edioneseltorodebarro@yahoo.es


















1 comentario:

  1. No podría haber un título mejor (el del libro), para lo complicado que es ir descubriendo la vida.

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