Madrid de noche
BARRA
José Manuel Benítez Ariza
Todavía es posible distinguir
en la ropa arrugada y sudorosa
las huellas de una efímera elegancia
nocturna, y en el rostro demacrado
por la falta de sueño y la bebida,
el aire del ocioso en el café
de empleados, taxistas y noctámbulos
a primera mañana, cuando ya
un resplandor difuso anuncia el día,
y todo lo ocurrido, si es que hay algo
que contar, se parece demasiado
al parte matinal que nadie escucha
en la radio encendida, algo lejano
que sucede de noche y que no importa.
Tristeza noctámbula cargada de soledad.
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