jueves, 21 de febrero de 2013

"La noche", de Wilber Moreno Tineo


Niños mendigos de Mongolia. Viven en las alcantarillas.





Wilver Moreno Tineo
NoctuRnidad



   La noche estira su negrura sobre los cuerpos, sobre los muñones que levantan sus dedos acusadores. La noche olvida sus motivos, su naturaleza, su crueldad intrínseca. La noche rodea a los cuerpos, los abraza para protegerlos de la luz del sol que abate con su claridad. Ella brinda su oscuridad desinteresadamente. Abajo, los mugidos de sus hijos ruegan por sus brazos, por un poco de su piel materna. Los muñones se retuercen, intentan vocalizar, intentan alzar sus ojos inexistentes, intentan sentir calor en su piel insensible. Este rebaño hace un ruido sordo como de piedra caída dentro de un pozo profundo. La noche mira a sus hijos con piedad, con pasión, con inexpresable amor. “¿Qué puedo hacer para calmar a mis hijos?, ¿qué puedo hacer para aliviarlos?” Los alaridos ahora son menos audibles, más lejanos. La noche entonces  olvida sus ruegos y se concentra en su majestuosidad, en su rotunda nocturnidad y prosigue su reinado.



Nuestro agradecimiento a la
Rev. Peruana SOL NEGRO




Grandes Obras de 
El Toro de Barro
Wilver Moreno Tineo. Libro recomendado: Fantasmas y Cálamo, de Maria Antonia Ricas, El Toro de Barro, Tarancón.
PVP: 8 euros
Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es


El dios desnudo lee
mi nombre.
Duino, me asusta su estatura
infantil.
Este olor a mar de mis brazos,
este desvestirse aunque cubras
mi cintura, aunque me retengas
en la petición de tus ojos
abiertos atándome, atándome.
Yo me confundo con la espera
de la desnudez.
A mi lado se yergue
la criatura
con su enorme sexo de bosque
como temible lanza
Y tanto huelo a mar
que ya no me defiendo
de esa herida.
(Extracto)
Otros poemas de
María Antonia Ricas 


"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci













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