Educación de los niños para la autoinmolación yuhadista (Manifestación de Hamás, en Gaza) |
TarDe o temprano
(Traducción de Carlos
Morales y Javier
Semprún)
Tarde
o temprano ellos habrán de morir.
Algún día, antes o después, ellos habrán muerto.
¿Por qué no enviarles a la batalla?”
Eso fue lo que se dijo el comandante
protegido tras el muro de sus uniformes.
"Huérfanos y viudas, como árboles secos
sin más lluvia que las lágrimas que caen
en el costado de su corazón",
Eso fue lo que dijo el poeta.
"Nosotros no tenemos tiempo para atender a la muerte,
estamos ocupados, tenemos algo que hacer:
hemos de sembrar la tierra, cubrirla de algodón,
excavar la tierra, construir en la tierra
hogares para el árbol y no para las muertos.
Tenemos algo que hacer: vivir.
No nos cabe el tiempo
de recibir a la muerte.
Estamos ocupados".
Eso fue lo que dijeron las gentes.
"Inevitablemente morirán, tarde o temprano".
Eso fue lo que canto el poeta ante el muro silencio.
Algún día, antes o después, ellos habrán muerto.
¿Por qué no enviarles a la batalla?”
Eso fue lo que se dijo el comandante
protegido tras el muro de sus uniformes.
"Huérfanos y viudas, como árboles secos
sin más lluvia que las lágrimas que caen
en el costado de su corazón",
Eso fue lo que dijo el poeta.
"Nosotros no tenemos tiempo para atender a la muerte,
estamos ocupados, tenemos algo que hacer:
hemos de sembrar la tierra, cubrirla de algodón,
excavar la tierra, construir en la tierra
hogares para el árbol y no para las muertos.
Tenemos algo que hacer: vivir.
No nos cabe el tiempo
de recibir a la muerte.
Estamos ocupados".
Eso fue lo que dijeron las gentes.
"Inevitablemente morirán, tarde o temprano".
Eso fue lo que canto el poeta ante el muro silencio.
Del libro
El Toro de Barro,
Tarancón de Cuenca 2002.
"La Tormenta" "Tarde o temprano" "Pobre Laila"
"El abismo" "El fuego de la tribu" "Algún día"
2ª Edición.
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
|
Libro
recomendado
En todo lugar
hay un precipicio para
los valientes
y una sombra para los
exhaustos
y un manantial
volcando su frialdad.
En todo amanecer
hay rocío para los
temblorosos
y luz para los amantes
y frías piedras y
salvajes pastos.
En todo anochecer
hay sosiego para los
tempestuosos
y liviandad para los
solitarios
y una roca para los
que yacen al final del camino.
Que tarde o temprano habremos de morir, es la única verdad de la que podemos estar seguros.
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