Autor
anónimo
La
voluptuoSa
Había bailado la danza más voluptuosa: la de los
cuatro encantamientos.
Con
la cabeza inclinada, sí, sobre sus hombros,
los
brazos extendidos y los agitados dedos,
su
desnudez sencilla aún acariciaba los últimos temblores del amor...
Acurrucados
tras ella, y después de modular los cánticos nupciales de las dondellas de su
patria, los tocadores de flautas habíanse sumido en el silencio.
Sin
esperar a que su compañera se cubriera con el velo amarillo de
las vírgenes,
la
muchacha se dejó caer sobre la fuente
donde
nadaban serenísimas las rosas
y
apoyó la fiebre de su frente contra el mármol fresco...
Antes
de partir, y tras felicitarla, le pregunté si amaba la voluptuosidad,
pero
ella me miró con sus ojos enormes y asombrados...
porque
ignoraba lo que significaba esa palabra....
Traducido de la edición
francesa de
El jardín de las caricias,
De Fanz Toussaint
"La voluptuosa" "El sueño de los lebreles" "El alfarero"
"Canto de despedida" "La serpiente" El alfarero
"La bailarina" "La batalla" "El Vencido"
"La canción del guerrero" "La arena"
Grandes Obras de
El Toro de Barro
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
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Cuando tocó mi mano con sus dedos,
cuando mordió mi mano
y dejó sus labios caer sobre mi boca
como una manzana, había nubes
cabalgando encima de la tierra,
y el fuego de su alma se agitaba
como el relámpago de una tormenta de verano.
No era un espejismo, no: la tierra era
un mar sediento y encrespado,
y cuando la abrazó la lluvia, mi corazón
se llenó de guitarras, y se atrevió a cantar.
Shamer Khair
Estos poemas árabes que estás traduciendo son una maravilla. Y qué bien que lo hagas, para que recordemos de dónde venimos...
ResponderEliminarEs maravilloso.
ResponderEliminarYo tuve la suerte de vivir durante muchos años una vida un tanto agreste, entre corderos y gentes del campo. Aprendí de la sobriedad de aquel mundo que uno de los grandes males del hombre nace de su tendencia a ocultar en las metáforas esa escasa confianza en uno mismo que, cuando cunde, nos permite llamar a las cosas por su nombre. Este poema me ha recordado un poquito esa actitud, significada en ese opulento mercader que se empeña en poner nombre a lo que una hermosa joven dice sin palabras con su danza, sin saberlo: la voluptuosidad, ¿qué es la voluptuosidade, anciano venerable? Es, un poco, como ese joven muchacho que dedica tanto tiempo a decirle algo hermoso a su novia en flor que, cuando quiere darse cuenta, la flor es ya de otro…
ResponderEliminarEsta poesía es parte de nuestra esencia. Sencillamente hermoso.
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