Autor anónimo
La serpiente
Se había sentado sobre mis rodillas...
Yo había deslizado mi mano
bajo su túnica,
y con voz indiferente le hablaba de los rebaños,
de la
agilidad de los perros que cuidan de los rebaños,
de la hierba
que crece...
Sus piernas eran lisas y
firmes.
Al fín me pareció advertir que
la acariciaba...
“!Hay una serpiente bajo mi
vestido!”
dijo entonces, ella, riendo...
“Justamente -le contesté-, la
estoy buscando...”
Traducido de la edición
francesa de
El jardín de las caricias,
De Fanz Toussaint
"La voluptuosa" "El sueño de los lebreles" "El alfarero"
"Canto de despedida" "La serpiente" El alfarero
"La bailarina" "La batalla" "El Vencido"
"La canción del guerrero" "La arena"
Grandes Obras de
El Toro de Barro
llegar limpia de nombres
a tu nombre
sin gestos del pasado
ni voces que reclamen
como recién nacida
que viera por vez primera
a alguien
que no fuera su madre
sin ecos reconocibles
y poder nombrar nuestra mirada
con palabras nuevas
que contengan
la profundidad
del primer día sobre la tierra
a tu nombre
sin gestos del pasado
ni voces que reclamen
como recién nacida
que viera por vez primera
a alguien
que no fuera su madre
sin ecos reconocibles
y poder nombrar nuestra mirada
con palabras nuevas
que contengan
la profundidad
del primer día sobre la tierra
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Una delicada picardía.
ResponderEliminarun poema hermoso con carga erótica,algo importante en el amor
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