jueves, 31 de mayo de 2012

«La Jaula», de Alejandra Pizarnik

Steve McCurry

Alejandra Pizarnik
(Argentina, 1936 – 1972)
La jaula




Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche 
y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas. 

Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.

Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.

Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos


                                                      
Otros poemas de Alejandra Pizarnik




Grandes Obras de 
El Toro de Barro
LA JAULA, de Alejandra Pizarnik. Fotografía de Steve McCurry. Libro de Referencia: Juan Ramón Mansilla, "Una habitación en rojo". Col. La Piedra que Habla. Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales del Coso Ed., Tarancon de Cuenca, 2011. PVP 10 euros edicioneseltorodebarro@yahoo.es
Juan Ramón Mansilla, "Una habitación en rojo".
Col. La Piedra que Habla. 
Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales Ed.
Tarancon de Cuenca, 2011.
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
 










 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 


 

 

domingo, 27 de mayo de 2012

«Yo amo una raza hermosa que vivió en América», de Carlos de la Rica


Poema "Yo amo una raza hermosa que nació en América", de Carlos de la Rica. L. Ref: Mercedes Escolano, "Estelas" Col. La piedra que habla, Ed. El toro de Barro, Carlos Morales Ed. PVP: 10 euros Pedidos a: edicioneseltorodebarro@yahoo.es



Carlos de la Rica
(España, 1929 – 1997)
Yo amo una raza hermosa que vivió en América

                                                                                
Libre Lobo Gris como los lobos, con el cuello tenso
como las liebres.
Con la razón del viento sobre la roca,
Águila Blanca como el aleteo vagabundo del cóndor;
apenas se advierte su presencia
otra vez el vuelo flamígero sobre la meseta gira.
La luna enorme en la cabeza de Fuerte Oso
aleja con sus brazos el trueno, o amanece sobre sí
y su camino inconquistable
el relámpago.

¡Oh, por encima del cerebro y su tronco la estatura
de Serpiente Amarilla!

La palabra del Gran Jefe de los chiricauas
o los rígidos ojos pardos del viejo hechicero
de la tribu sioux
alzan su lanza y el sonido del grito a los guerreros escarlata,
bola sin duda roja
como una savia penetra por conocer el más allá
de los misteriosos
montes sagrados donde los espíritus
moran y organizan la eterna caería del bisonte.

Toro
Sentado caminó largamente una jornada la pradera, luego
trajo un caballo pardo y en su tepee
descansó ya sin polvo
por la noche;
su mano diestra enlazada estuvo al hombro de Corza Ligera.



Poema "Yo amo una raza hermosa que nació en América", de Carlos de la Rica. L. Ref: Mercedes Escolano, "Estelas" Col. La piedra que habla, Ed. El toro de Barro, Carlos Morales Ed. PVP: 10 euros Pedidos a: edicioneseltorodebarro@yahoo.es



Hacía el río de largas zancadas
inició la tribu de comanches el recorrido; deseaban
en él meter sus pies
y descansar así
entretanto cantaban los pájaros el amor; de igual manera
Lengua de Alce
el amor también busca.
La pradera toda
En celo estaba y una cortina de agua el valle envolvía y
despertó
del invernal letargo
los pequeños insectos. Flor del Valle preparó la comida al cazador,
era un joven animoso con aliento de príncipe.
Y frente a la montaña el llano reseco imploró la lluvia:
todos los tambores
de los Pies Negros retumbaron aquel día hasta el advenimiento
de la primera estrella.

Poema "Yo amo una raza hermosa que nació en América", de Carlos de la Rica. L. Ref: Mercedes Escolano, "Estelas" Col. La piedra que habla, Ed. El toro de Barro, Carlos Morales Ed. PVP: 10 euros Pedidos a: edicioneseltorodebarro@yahoo.es


Fumaron la pipa en torno a la hoguera Coyote Astuto y Ojo
Oscuro
y unas pieles bastaron para que éste cediera su hija
al guerrero cuya cabeza orlan mil trofeos. Otro fuera
al guerrero cuya cabeza orlan mis trofeos. Otro fuera
antes su amante y trató de impedirlo,
más había volado su espíritu
a los prados eternos de Manitú cuyos dominios entre trueno y chispa
se cuentan.
Podrá el león americano con fuerza rugir:
un pacto hay de sangre entre cazadores
y los perros (aún están lejos) aunque ladran,
nada olfatean todavía.

Lobo Gris es libre; libre es el bosque de crecer con su torso
de pelusa verde, como libre es la danza
de los navajos en la tiniebla y ante la hoguera.
La sqaw ha dado ya un hijo;
sobre la espalda y cuando tiene sed a la fuente lo lleva.
Lobo Gris es liebre, libre
como el vegetal en crecer, como la tormenta que se desliza
por entre las piedras tras el aguacero. Liebre es Lobo
Gris, como la nube en deshacerse
o una figura formar extraña en el cielo. Cual reptil,
libre la piel de Lobo Gris es roja: lo trajo así su madre al mundo
con la espalda escarlata.


Poema "Yo amo una raza hermosa que nació en América", de Carlos de la Rica. L. Ref: Mercedes Escolano, "Estelas" Col. La piedra que habla, Ed. El toro de Barro, Carlos Morales Ed. PVP: 10 euros Pedidos a: edicioneseltorodebarro@yahoo.es


Libre Lobo Gris en su caballo salvaje conquistado,
recorriendo como flecha en punta la pradera;
libres también los peces, las flores asimismo,
libres los guerreros de la tribu apache; o Lobo Gris
cuando camina o duerme en suelo duro.

El humo amante con sus dedos avisa, es torre levantada;
Llama a ese Lobo Gris con su túnica oscura:
“Si quieres defender tu libertad el hacha
desentierra,
toma la flecha, el rostro pinta,
y apréstate. Lobo, tu
libertad peligra:
en las praderas

un nuevo animal de pálido cuello apareció con su trueno de plata,
no adorna con plumas su cabeza;
encaja su ceño en tus senderos de caza,
atenaza las expresivas cavernas doradas,
y al suelo lanza los puntiagudos y sagrados árboles, los campos
de trigo siembra y el oleaje de las aguas
amansa o encauza!.

Y el bello escalofrío de la serpiente un fuego
fue
en las montañas donde ese Lobo –Gris le dice– la roca lanzó con la corriente
libre, libre, libre.



De su libro
Poemas Junto a un pueblo,
Poesía de España, 1977.

 

Otros poemas de Carlos de la Rica

(«Realismo mitológico»)

 

«A Ezra Pound» (1977)

«Yo amo una raza hermosa que vivió en América» (1977)

«La marcha de los negros» (1977)

«Ícaro» (1977)

«Saludo desde Z a Yuri Gagarin» (1977)

«Yad Vashem» (1977-2000)

«El rapto de Europa» (1977-2000)

 

Poema "Yo amo una raza hermosa que nació en América", de Carlos de la Rica. L. Ref: Mercedes Escolano, "Estelas" Col. La piedra que habla, Ed. El toro de Barro, Carlos Morales Ed. PVP: 10 euros Pedidos a: edicioneseltorodebarro@yahoo.es




Grandes Obras de 

El Toro de Barro
 Mercedes Escolano, "Estelas" Col. La piedra que habla, Ed. El toro de Barro, Carlos Morales Ed. PVP: 10 euros Pedidos a: edicioneseltorodebarro@yahoo.es
Mercedes Escolano, "Estelas"

Col. La piedra que habla, Ed. El toro de Barro, Carlos Morales Ed.

PVP: 10 euros Pedidos a: edicioneseltorodebarro@yahoo.es

Mercedes Escolano "Islas", Col. Cuadernos del Mediterráneo, El Toro dMercedes Escolano "Estelas", Col. La Piedra que habla, El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2005e Barro, Tarancón de Cuenca 2000

 


















sábado, 26 de mayo de 2012

"La bailarina", poema árabe de autor anónimo




Autor anónimo

La bailaina






Alta, delgada, se irguió, las manos en la nuca.
Cuando evoco esa belleza, se agita mi viejo corazón.
Había bailado algunos de los bailes de su tribu: 
la danza del Sol, que es una danza vertiginosa; 
la danza de la Luna, que es una danza mesurada; 
y la danza de la Muerte, que es una danza inmóvil. 
Pero aún no había bailado la danza del Amor...

El Sol, con su cortejo de alegrías; 
la Luna, con su cortejo de melancolía, 
y la Muerte, con su cortejo de dolor, habían bailado ante nosotros. 
Pero el Amor esperaba que arrojáramos las rosas 
sobre el tapiz de quien lo celebraba...

De pronto, dos niños la despejaron de sus velos, 
y ella, despidió a los músicos con un gesto silencioso de sus dedos.

Bailó primero con los ojos y con sus párpados alados de pestañas. 
¡Entre sus dos manos, su cabeza pesaba lo que pesaba el mundo!
Por último, su rostro se iluminó, 
dio tres pasos, arqueó su cuerpo, 
y sus manos extendió desesperadamente...
y de pronto se irguió y nos las regaló abiertas
después de aprisionar el perfume ondulado de las rosas...




Traducido de la edición francesa de
El jardín de las caricias,
De Fanz Toussaint





"La voluptuosa"       "El sueño de los lebreles"       "El alfarero"

"Canto de despedida"       "La serpiente"       El alfarero

"La bailarina"        "La batalla"        "El Vencido"

"La canción del guerrero"       "La arena"




Grandes Obras de 
El Toro de Barro

 
  PVP 8 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es


 
llegar limpia de nombres
a tu nombre
sin gestos del pasado
ni voces que reclamen
como recién nacida
que viera por vez primera
a alguien
que no fuera su madre
sin ecos reconocibles
y poder nombrar nuestra mirada
con palabras nuevas
que contengan
la profundidad

del primer día sobre la tierra
 

Otros poemas de