viernes, 24 de febrero de 2012

(1975) "Ahogada sirena, La", poemas que Eugenia León escribió cuando tenía 9 años.







Poemas escritos en 1975,
cuando la autora tenía nueve años de edad






AHOGADA SIRENA, LA

La sirena ahogada
está en el río.
Como nadie la quería,
tomando champán y vino.
RECUERDOS

Yo confío en el corazón de mis amigos.
La perla se ha entristecido en el mar.
El paisaje se va alejando como una paloma.


YO Y LA LUNA

La carreta helada y un árbol deshojado entristecieron al mar.
La lluvia cae en la arena y la luna da su reflejo.




EL ÁNGEL

Una estrella brilla en las alturas.
Dice un ángel: "ya es hora de dormir", y va y apaga la estrella.
Y todo oscuro duerme en Belén.




EL MUNDO

El pequeño mundo que va rodando, siempre pone la misma luz.
La misma función hace todos los días a la misma hora.
La vida es siempre un agujero que da la vuelta.




El ÁRBOL

El amor es una hoja de un árbol.
Cuando la hoja se cae del árbol
es cuando se separa el amor del corazón.



ATRISTECE

Un cortijo me atristeció.
El olivar se aleja de la memoria como si fuera a morir.


LA POESÍA

Todo el mundo es poeta:
los jóvenes, viejos y mancos, etc.

Unos más, unos menos;
pero la vida es diferente.

Cuando se muere un poeta,
nace otro.







NIEBLA

La niebla tapa los barcos.
Una nube gris ha hecho llover.
Un barco, al alejarse con su humo escribe palabras en el cielo. 



LA ESPERANZA

La esperanza es un pasado dulce que suavemente atraviesa el sueño.


UN LUNAR

Un lunar tiene mamá como un granito de arena que cae del reloj.
Parece una perla redonda en el cuello y que fuera a vivir con ella siempre.



SUS PLUMAS

Mi pájaro amarillo abrió sus plumas.
Y mirando por la reja de la tristeza empezó a cantar.









LA MURALLA

Consiguieron alcanzar la suavidad.
Pero la suavidad es inútil para lograr el amor.
Porque una muralla los separa.



RAMA EN UN ÁRBOL

Hubo una rama en un árbol, no como las demás.
Una rama que nada más servía para la alegría de los rayos del sol.


PLUMAS

Caen las plumas de un nido vacío,
y por el aire se creen que vuelan.



SONRISA DE MAMÁ

Cuando mamá sonríe
abre y cierra los labios
como un tulipán rojo.



EN UN DÍA NUBLADO

En un día nublado me gusta mirar la vida con su color de fuego.



LLUVIA

Un suspiro profundo
es un pájaro que vuela para taparte la lluvia.



JORGE GUILLÉN

En mi pensamiento está Jorge.
Una campana llevo para decirle adiós.



PALOMA

La paloma va por los caminos que da Dios para ir al cielo.



SOMBRA

Un alguien, enfrente de Dios, no puede ver su sombra.
Pero Dios, enfrente de alguien, sí puede ver la sombra de sus recuerdos.





FAROLA

De noche es todo triste. La Farola no tiene amparo.
Quiere dejar de alumbrar. Su cristal no brilla.
Yo le traigo gaviotas para que alumbre y no esté sola.




VICENTE ALEIXANDRE
                                  
Un pájaro vuela de mis manos,
y al mismo tiempo ha pasado un ángel.


FUENTE

Hay una fuente
llena de días
que sólo sirven
para el recuerdo.

           

CIUDAD

Hay que levantar la ciudad
para que pase por debajo el camino del sueño.



LLAMA DE FUEGO

Una llama es mi amigo cuando sonríe.
Como candela que se enciende en la oscuridad.



HILOS

Todo nace en primavera.
Y las arañas se despiertan sobre sus hilos.


 COSAS NUEVAS

Viene el viento a acariciar un monte
y le habla de las cosas nuevas que pasan por ahí.




ROSAS

Las rosas se abren por la mañana
y cantan como los gallos.




MARZO

Lirios, lirios, lirios, lirios.
Marzo se extiende.



MARGARITAS

Sí. No.
Si. Do.
Re. Mi.

PASEO

Van las monjitas
de dos en dos,
de dos en dos,
de dos en Dios.


PERDERSE

Me he perdido en el fuego,
y no encuentro la salida de una llama.






COJÍN

Me echo en un cojín
y contemplo las rosas hasta que se duermen.





NEGOCIO

Mi negocio es agacharme
y coger una flor
y ponerla en un jarro
y echarle agua.

No sé hacer otra cosa.


LILAS

No las traigo para olerlas,
sino para consolarte.



ARO

Por un aro entra mi cuerpo
y creo que sale otra persona.



TIJERAS

Con unas tijeras corto la noche
y suena el ruido que lleva dentro.



De su libro 
Ahogada sirena, La
El Toro de Barro, 2001

Los poemas que escribió a los nueve años

Los poemas que escribió a los diez años

Los poemas que escribió entre los once y los doce años.

 



Eugenia León, "Ahogada Sirena, La," Ediciones El toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2001
PVP 8 Euros
Pedidos a: edicioneseltorodebarro@yahoo.es

_________________________
©  Del prólgo,




 
 
 
 
 
 
















18 comentarios:

  1. Ligera y graciosa. Qué lindo lo que dice de la sonrisa de su mamá. Una niña encantadora. Gracias Carlos.

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  2. Es maravilloso, a veces es una niña, a veces un hada, palabra y armonía.

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  3. Carlos, lo digo con humildad y respeto, da gusto seguir tu página. Siempre, o casi siempre, encuentro cometarios, relatos y textos interesantes. Gracias...

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  4. ¿Qué ha sido de ella? ¿Sabes si sigue escribiendo?

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  5. pues vaya con la niña y si era asi como sera ahora

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  6. Me recuerda a Isabel Escudero. Tienen ambas la misma pureza de corazón.
    ‎"La vida es siempre un agujero que da la vuelta". Qué bello y verdadero, sí...

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  7. es de una extraordinaria profundidad en su sencillez... me habría encantado conocer a esa niña, debe ser un ángel de sensibilidad

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  8. Es especial...única! Me agradaría saber que fué de la vida de esta niña, luego.

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  9. Es todo un descubrimiento. No, mejor, una revelación. ¡Gracias por compartir!

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  10. en verdad hay talento en esta poesía. Me gusta mucho la síntesis de su lenguaje, su forma de conjugar las palabras, pero por sobre todo, su humildad. ¿Qué es de la vida de Eugenia León?...

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  11. Estos poemitas sugieren imágenes como de haykus sin serlo, van a la presa inalcanzable del poema, como vamos nosotros en busca de una PALABRA la vida entera, desde un reino perdido. La belleza, siempre es un lugar de altura.

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  12. Es especial...única! Me agradaría saber que fué de la vida de esta niña, luego.

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  13. Creo que ya no, aunque no deje de estar relacionada con el mundo literario. Resulta curioso, pero ella misma me reconoció, hace muchos años, en los días en que estábamos preparando su libro, que dejó de escribir cuando se dio cuenta de que estaba más pendiente de las reglas del oficio que de lo que quería decir. Su decisión fue, como mínimo, un acto valeroso, por dos razones: suponía, en primer lugar, un distanciamiento -no amoroso, desde luego- de las espectativas que habían puesto en ella sus padres -el recientemente falledido Rafel León, y la gran poeta española María Victoria Atencia-, que la habían visto crecer -en silencio, y en medio del asombro- hacia adentro y también lo alto; y en segundo lugar, suponía renunciar a una vida literaria que ya tenía más que conseguida, pues entonces ya había sido traducida a más de veinte lenguas. Ella misma se dio cuenta, cuando comenzó a hacerse mujer, de que comenzaba a escribir como los demás, bien -eso es cierto- pero del mismo modo que los otros. Yo ví los poemas que escribió entre los 13 y los 14 años, y tengo que darle la razón.

    Supongo que el de Eugenia León no será un caso único en el mundo. Recuerdo que, cuando editamos el libro, EL PAIS dedicó en su BABELIA dos páginas dos a una niña similar: a los poemas de Eugenia apenas sí le dedicó un pie de página, claro que lo otra niña era una americana, y contra eso poco podía hacer un editor español...Pero bueno, pelillos a la mar. Lo que está claro es que debe de haber nás casos. Yo solo tengo el privilegio de haber conocido uno. Y con haberlo editado me doy por satisfecho. Aunque todavía me queden algunos ejemplares...

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  14. Gracias Carlos por la información. Habría alguna forma de hacerle llegar una carta, ya que tengo una gran necesidad de hacerle saber lo que sentí al leer sus versos de cuando era niña. Tu debes saber la edad que aproximadamente tiene ahora, cosa que también me interesa. Disculpa que te moleste con este pedido, pero en faceb hay muchísimas con este nombre y en google no hay información sobre ella. Muchas gracias.

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  15. Carlos, querido amigo, sí, es algo único. Porque es auténtica poeta, y no porque no haya otros niños que escriben cosas milagrosas. Mi hija Adriana, por ejemplo, con cinco años me cantaba esto:

    Y Don Quijote tras rejas está,
    encarcelado está Don Quijote.
    Y yo repito estas sílabas oscuras,
    yo las repito, las repíto y las trago...

    Perdimos este cuaderno en París. El resto desapareció con todos nuestros manuscritos, traducciones, los archivos familiares de hace 2 siglos, cuadros de mi hija Eva, de Alberti, de José Caballero y muchos otros amigos artistas en 1992 cuando en julio me fui a Sofia y encontré nuestra casa selectivamente saqueada. Estaban en su lugar las alfombras, la tele, todo lo que representa algún interés para los ladrones. La puerta no estaba forzada. Nunca más he vuelto a aquella casa.
    Un enorme abrazo!

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