Prometeo, de Luca Gordiano
Yorgos Seferis
Grecia, 1900
Andrómeda
Se abre
otra vez la herida de mi pecho
cuando
declinan las estrellas y se hace una misma sangre con
mi
cuerpo
cuando
el silencio cae bajo los pasos de los hombres.
Estas
piedras que se hunde en el tiempo ¿hasta dónde me
arrastrarán?
El mar,
el mar ¿quién podrá agotarlo?
Cada
mañana veo las manos que hacen señas al buitre y al halcón
atada a
este peñasco que el dolor ya ha hecho mío,
miro
los árboles cómo respiran la negra calma de los muertos
y luego
la sonrisa sin despliegue de las estatuas.
Aquí sí que hay desgarro, corazón, emoción, belleza, pasión, que arrastra...arte..
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