martes, 6 de agosto de 2013

"Terminal", de Isla Correyero


Isla Correyero
Terminal



Sé que voy a morir antes del próximo invierno. Pero he sembrado las patatas, el trigo y las cebollas. Sigo dando de comer a las gallinas y a los cerdos, aunque sé que voy a morir antes de las heladas.

Limpio meticulosamente la casa y los corrales. Me levanto y me acuesto cada día a mi hora. Sigo haciendo la comida y el café. Me limpio los dientes después de las comidas. Sigo leyendo el periódico y cosiendo la ropa. He comenzado una bufanda y unos calcetines para el próximo otoño.

Salgo a la calle a hablar con los vecinos. Estoy pintando la fachada de la casa y las paredes de la casa. Me tomo las medicinas que me ha mandado el médico. Persevero en el rezo de mis oraciones.

He reanudado una amistad que tenía perdida. Canto de vez en cuando. Lloro de vez en cuando. He plantado las flores de mi tumba.

Todavía me enfado con mis hijos si no han hecho los deberes. De vez en cuando voy a la peluquería y una vez al mes voy a mirar zapatos.

He contratado un viaje a la ciudad de Viena y un entierro sencillo. Tengo mi cama preparada y la ropa que me pondrá el amigo que he recuperado.

Cada noche, pienso en las cosas que aún no he podido hacer y, si recuerdo algo, lo hago al día siguiente.

Creo que cuando lleguen los azules momentos del invierno, estaré todavía trabajando.





De su libro
Crímenes (1993)


Otros
Poemas de Isla Correyero

 

"La ambulancia"   *   "Truchas"

"Límites"   *   "Terminal"

«Diario de Honor de una funcionaria nazi»

"Diario de una enfermera: 23 de junio de 2003"



 

Grandes Obras de 
El Toro de Barro

PVP: 8 euros
Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
Puedes entrar. He dejado la puerta

abierta, la luz, la calefacción

encendidas. Hay un poco de vino

de la alacena, el café está reciente

por si me demoro y te vence el sueño.

Acaso estés aquí cuando regrese,

arropada en el sofá con mi manta

de viaje, reconfortada, quizá

complacida del mundo en su belleza,

sabiendo que hay una técnica pura

en esta maravilla de estar vivo.

Y si no estás, bendito sea el tiempo

en que estuviste. Sólo he de abrir

los postigos para que fluya el agua

llovida en la memoria. La luz, pronto,

dejará en las paredes una sombra

que llamará en sus labios con tu nombre,

contenta de estar en casa de nuevo. 
  Otros poemas de
 Juan Ramón Mansilla



"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci





 
 
 
 
 








No hay comentarios:

Publicar un comentario