lunes, 12 de agosto de 2013

"Paisaje VIII", de Cesare Pavese



Cesare Pavese
Paisaje VIII





Los recuerdos comienzan por la noche,
con el soplo del viento, a levantar su rostro
y a escuchar la voz del río. El agua
en la oscuridad es la misma de los años muertos.

En el silencio de la oscuridad sube un chapoteo,
en el que ocurren voces y risas remotas;
se une al rumor un color vano,
que es de sol, de riberas y de miradas claras.
Un verano de voces. Cada rostro contiene,
como un fruto maduro, un sabor que se ha ido.

Cada mirada que vuelve conserva un gusto
de hierba y cosas impregnadas de sol al atardecer
sobre la playa. Conserva un aliento de mar.
Como un mar nocturno es esta sombra vaga,
de ansias y escalofríos antiguos, que el cielo roza
y cada noche regresa. Las voces muertas
parecen la rompiente de aquel mar.


De su libro
 Lavorare stanca (1936, 1943)
Mondadori, Verona, 1969
Versión de J. Aulicino


Paesaggio VIII

I ricordi cominciano nella sera
sotto il fiato del vento a levare il volto
e ascoltare la voce del fiume. L'acqua
è la stessa, nel buio, degli anni morti.

Nel silenzio del buio sale uno sciacquo
dove passano voci e risa remote;
s'accompagna al brusío un colore vano
che è di sole, di rive e di sguardi chiari.
Un'estate di voci. Ogni viso contiene
come un frutto maturo un sapore andato.

Ogni occhiata che torna, conserva un gusto
di erba e cose impregnate di sole a sera
sulla spiaggia. Conserva un fiato di mare.
Come un mare notturno è quest'ombra vaga
di ansie e brividi antichi, che il cielo sfiora
e ogni sera ritorna. Le voci morte
assomigliano al frangersi di quel mare.




Tolerancia

Indisciplina






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Puedes entrar. He dejado la puerta
abierta, la luz, la calefacción
encendidas. Hay un poco de vino
en la alacena, el café está reciente
por si me demoro y te vence el sueño.
Acaso estés aquí cuando regrese,
arropada en el sofá con mi manta
de viaje, reconfortada, quizá
complacida del mundo en su belleza,
sabiendo que hay una técnica pura
en esta maravilla de estar vivo.
Y si no estás, bendito sea el tiempo
en que estuviste. Sólo he de abrir
los postigos para que fluya el agua
llovida en la memoria. La luz, pronto,
dejará en las paredes una sombra
que llamará en sus labios con tu nombre,
contenta de estar en casa de nuevo.


 Otros poemas de
 Juan Ramón Mansilla



"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci





 
 
 
 
















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