Jaime Vándor
Hijos
31
de octubre de 1993
Ya sé que sufrís cuando
sufro
y lleno
la habitación
hasta no
caber
de mí
mismo.
Ya sé que
os ahoga
mi
densidad
conozco
eso y vuestra
impaciencia
vuestras
ganas de abrir
la
ventana –
Korczak,
borboto,
decís ya
sé, papá.
Aún
vuestro no saber os pesa,
por favor
ahora no,
de qué
sirve, reconócelo
mas no
puedo refrenarme
egoísta,
lacerado
me arrimo
para descargar
mi
oneroso pesar en
hombros
de juventud.
Miradas
suplicantes déjanos ir
Por qué,
papá, siempre tan dramático
lo que
sea pasó hace ya mucho tiempo
Y es
cierto. Me recrimino
queréis
volar y yo os mojo las alas
no
importa que las lágrimas fluyan
–grietas
demasiado conocidas–
hacia
adentro.
Por Dios
no tracéis esta línea
Yo
también sé reír en otros momentos
sois
testigos
también
yo comparto, creedme,
la alegre
inconsistencia
os juro
que puedo ser normal
como
cualquier otro que nada sabe
ni piensa
ni recuerda ni
Pero hay
horas en que me rinde
la roca
lúgubre
no es el
águila que picotea,
es el
cuco, ojo mudo
avasalla
el cerebro
y
vosotros impotentes
estáis
tan lejos –
felizmente
a salvo.
Mis
palabras no os llegan
como no
os llegan mis latidos
por más
que os lleve dentro de mí
(nadie me
absolverá de esa asintonía)
entiendo
pero no me consuela:
ramas os
mece la brisa y a la flor
qué
habrían de importarle
las
añejas anillas del tronco
No se
trata de saber
en esto
estamos de acuerdo
vuestro
torrente y mi río
corren
hacia eras distintas
salta el
vuestro, espeso el mío
me
arrastra aguas arriba
sería ésa
mi auténtica patria?
Hijos del
dolor
no es
culpa vuestra
mi reloj
asigna lejanos lutos
duelo de
personas que ni he conocido
manecillas
enloquecidas me hostigan
¡ay, ruta
solitaria!
y esta
alforja de plomo...
...idos,
idos, ya hablaremos,
si no me
molesto,
claro que
hallaremos
el
momento propiciado
y yo
mismo seré otro
mañana.
Suave,
mohína se cierra la puerta
vuelvo a
quedarme
y más que
antes, solo.
Qué
oscuridad sin vosotros
qué frío
de repente
qué simas
sin eco.
Ya no sé,
es Korczak
quien me
aplasta o la ausencia
mejor
cerrar los ojos
mientras
sigue sofocante
esta
densidad
cuando
lleno la habitación
hasta no
caber
de mí
mismo.
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Querría
vuestro perdón pero ya no estáis.
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© De los poemas, Jaime Vándor
© De Negra leche del alba, El Toro de Barro.
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
El amor es más fuerte y este poema ya se habrá superado por el amor correspondido de sus hijos. Ya habrán podido comprender, a veces lo que se silencia es más verdadero de lo que se dice. El corazón de sus hijos ya lo habrán comprendido y estoy segura de que él lo sabe.
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