Federico Muelas
CONFIDENCIA PRIMERA
No sé si triste o malogrado,
tenor o caracola pronta a ser invadida por la arena,
combato mi destino.
Se me ha escapado el aire que antes me decoraba;
se me ha extraviado un lucero en la memoria
y temo una invasión de gusanos felices
tercos en su heroísmo de mesa camilla.
Avanzad, avanzad pronto, mis fantasmas,
los que me acompañasteis y vigilasteis mis sueños
[inesperados.
Encended contra el viento vuestos cantos impuros
y caracolead vuestros caballos de silencio
entre tanta adoración bovina y tanto engullir pausado.
Buscadme aquella piedra que me hacía invisible;
aquel violín verde que lágrimas recorren.
Rescatad mi anillo azul en desposorio con la tierra,
mi melena rizada como una ocarina.
Salvadme de los pasos, las caricias, las nubes;
de las manos calientes como ubres de burguesa.
¡Salvadme, sí, salvadme!....No os besaré las manos
porque no tenéis manos ni yo soy un infame,
pero os diré despacio mis palabras mejores,
junto a vuestros muñones con cascabeles fríos;
junto a vuestras linternas con cristales de lluvia,
junto al suspiro largo que es emboza y dilata.
Salvadme: desead de nuevo mi agonía,
expuesta en la vitrina de los atardeceres.
¡Salvadme!. Yo os prometo
mis lágrimas surcadas de peces desgarrados,
de luces de trasmundo.
Este poema de tendencia surrealista fue publicado en el nº 2 de la revista El pájaro de paja, en 1951. Estos dos hechos nos sitúan al poeta conquense en los alberos de las escasos reductos vanguardistas que vivían en el inframundo de la poesía española de los años cincuenta, y nos ilustran su compromiso con aquel movimiento plagado de heterodoxos que, organizados en torno del buque insignia del "pajarerismo" intentaron preservar en la poesía el impulso de la imaginación sobre la que se habían abatidos las losas de la rehumanización -de tendencia religiosa o revolucionaria- sobre las que se levantaría, en los años 60, la poesía social. El poema fue recogido en la revisión antológica de su Poesía que, reunida al cuidado de Carlos de la Rica, fue editada por El toro de Barro en 1973. Después, yo mismo la incluí en la que preparé bajo el título de Poesía Secreta, editada en el año 2000 por la misma editorial, y en la que quise recoger los libros que Federico Muelas nunca quiso publicar por razones complejas y dramáticas que aparecen recogidas en su introducción.
Como quien se sabe atraído al despeñadero. Por una fuerza imposible de explicar. Aun cuando estemos al borde, no hemos perdido la libertad de elegir si dar un paso atrás o adelante.
ResponderEliminarMe atrae esa extraña fascinación que produce su lectura.
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