Cesaria Evora |
CesaRia
los zapatos son muros,
ataúdes, casas.
en el pie está la lengua
de todos los órganos.
mi madre pujó. roté.
alisté la cabeza para
salir.
la cabeza de mi madre está
deshecha
como una cama.
lo último que se retira,
el desguarnecido,
es el pie.
Grandes Obras de
El Toro de Barro
abierta, la luz, la calefacción
encendidas. Hay un poco de vino
en la alacena, el café está reciente
por si me demoro y te vence el sueño.
Acaso estés aquí cuando regrese,
arropada en el sofá con mi manta
de viaje, reconfortada, quizá
complacida del mundo en su belleza,
sabiendo que hay una técnica pura
en esta maravilla de estar vivo.
Y si no estás, bendito sea el tiempo
en que estuviste. Sólo he de abrir
los postigos para que fluya el agua
llovida en la memoria. La luz, pronto,
dejará en las paredes una sombra
que llamará en sus labios con tu nombre,
contenta de estar en casa de nuevo.
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Juan Ramón Mansilla
Cesaria eligió ir descalza porque su grito de libertad debía resonar fuerte y rotundo. Ese grito fue su vida entera.
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